La inquietud por mejorar el rendimiento del cancerbero llevó a Manuel Amieiro a ser uno de los primeros especialistas en su preparación. Hoy, con veinte años de experiencia, vuelca sus conocimientos en las selecciones femeninas RFEF. Y habla con igual emoción de los progresos de las Sub17 que de los éxitos de Casillas, su alumno más laureado.
-¿Como llega Manuel Amieiro a convertirse en un especialista en la preparación de guardametas?
-Cuando me saqué el título nacional de entrenador, había jugado antes veinte años al fútbol, y pensaba que el trabajo del portero tenía que ser distinto al del resto de jugadores de campo. En mi experiencia como jugador, profesional y semiprofesional, había cosas que no me cuadraban. No había tanto rigor en el trabajo específico con los guardametas, era ocasional, no contínuo… Eso me dio que pensar. Entendía que en la formación es donde se dan los pasos realmente para luego ser un portero de garantías. Cuando se dice que un portero está en su madurez a los treinta años, es porque lleva diez o doce de experiencia previa. Si esa experiencia se acumula antes, adquirirá su madurez. Todo eso me hizo reflexionar. Y luego hay un tema vocacional: ya entrenaba a mis compañeros en mis últimos años de jugador.
-¿Cuando llega la conciencia a los equipos de fútbol de que deben adquirir la figura de un entrenador de porteros especialista?
-La aparición de Iker Casillas en el panorama profesional es el punto de inflexión. En algunos equipos había antes entrenadores de porteros, pero era algo espontáneo. Con la irrupción de Iker en el fútbol profesional a sus diecisiete años, todo el mundo se plantea de una manera seria la posibilidad de incorporar a un especialista en el entrenamiento de porteros, no un «entretenedor» de porteros.
-Es una tarea con unas connotaciones específicas…
-Totalmente. En los esfuerzos físicos, la exigencia de un guardameta es distinta, en la técnica, en la interpretación del juego, porque muchas veces es los ojos del entrenador en el campo… Psicológicamente, la tranquilidad que da un guardameta con un buen equilibrio emocional y que cuente con el beneplácito de los compañeros es fundamental.
-Has trabajado con porteros de élite como Casillas y otros, ahora vuelcas tus conocimientos en el fútbol femenino… ¿En el fondo, es todo lo mismo, una continua formación?
-En la vida, todo es formarse. Mal andaríamos si pensáramos que una persona con veinticinco años ya no tiene que aprender más. Todos tenemos que estar formándonos en cualquier ámbito de la vida. Comencé en la formación, en las categorías inferiores del Real Madrid, y posteriormente trabajé en los equipos profesionales de la cantera hasta que pasé al primer equipo. La formación es fundamental desde la iniciación hasta la etapa de alto rendimiento.
-En todos esos años, vas dejando guardametas que hablan de tí maravillas. ¿Qué les das?
-Seguramente, seriedad en el trabajo, constancia, implicación… Intentas transmitir tu filosofía de trabajo, que responden un poco a las demandas que ellos van a tener en el día a día de los partidos.
-¿Hay algo en los que incidas especialmente en la etapa inicial de la formación de los guardametas?
-A nivel del trabajo que estamos haciendo en las categorías inferiores de las selecciones españolas femeninas, lo que hemos determinado es marcarnos un modelo de guardameta. A partir de ahí, vamos intentando, dentro de las limitaciones que tenemos por el número de licencias que tenemos, vamos buscando un perfil que se ajuste a ese modelo que queremos de guardameta. Se valora mucho las capacidades físico-morfológicas, pero es también fundamental el comportamiento emocional. En muchas ocasiones, la fuerza por sí sola no sirve, es importante tener un buen equilibrio emocional y que el jugador en cuestión sea una persona rápida, despierta,…
-¿Hay muchas diferencias entre chicos y chicas, cuando hablamos de la formación de guardametas?
-La diferencia principal es que ellas no tienen una base mínima. En el masculino, hace diez o doce años que de una manera sólida se ha consolidado la figura del entrenador de porteros. Las chicas llevan veinticinco años jugando al fútbol y esto no ha sido así. Por dificultades económicas, u otras cuestiones, ellas no han tenido esa formación específica. Se sitúan en la portería por vocación y paran lo que les llega, hay quien tiene aptitudes y quien no, y en muchos casos no es cuestión de aptitud sino de azar: se ubica de guardameta quien no tiene grandes habilidades en otros puestos. En muchos casos, pasa. Con el tiempo vamos evolucionanado, y van siendo más las chicas que se van ajustando al perfil concreto de una guardameta.
-Cuando hablabas de modelo, me ha venido a la mente el ejemplo de Iker Casillas…
-Sí, puede valer. Aparte, los niños se fijan en los modelos por mimetismo. El caso de Casillas es el de una figura relevante, de alto rendimiento y un valor importantísimo a nivel nacional. Los niños quieren ser Iker Casillas. Cuando estábamos en el Real Madrid y hacíamos las pruebas en el torneo social, los porteros repetían dos o tres veces, porque no venían chicos a probar para ese puesto. Paradójicamente, tras la aparición de Iker, los que más venían a probar en los últimos años eran guardametas. Eso quiere decir que lo que transmite Iker a los niños les implica para querer jugar bajo palos. Luego habrá chicos o chicas con más o menos habilidades, pero hay más cantidad y por tanto, más donde elegir.
-Hablando de Iker, verlo levantar la Copa del Mundo debe ser algo especial…
-Es una gran emoción. Es una persona que conozco desde los doce años, hemos compartido muchos momentos. Para mí es una persona muy allegada, y me tengo que emocionar cuando hay un éxito de este tipo, y él es protagonista.
-¿Hay algo que te haya sorprendido especialmente en el trabajo con chicas, que además son muy jóvenes?
-Sí, sobre todo, su entusiasmo y su capacidad de esfuerzo para intentar progresar. La sorpresa ha sido muy grata. Cuando me incorporo al fútbol femenino, yo no tenía una visión real de lo que era. Es cierto y real la admirable capacidad de esfuerzo, la aplicación que demuestran a diario, el entusiasmo y las ganas que ponen en cada entrenamiento. Eso les va a hacer crecer rápido en este puesto a todas.
-A nivel general, el fútbol femenino tiene mucho de dinamismo, de calidad técnica…
-En los tres años que llevo en el cuerpo técnico de estas selecciones, el equipo tiene una idea de trabajo clara, y con el tiempo se tienen que ver los frutos. Es una idea de fútbol fluído, dinámico, y que va muy acorde con las características de nuestras jugadoras, con la idiosincrasia de la gente en España y con la evolución física de nuestras chicas. Debemos explotar el talento que tienen, que es la capacidad de imaginación.
-¿Crees que si la gente viera un partido de fútbol femenino sin prejuicios, se engancharía?
-Habría que eliminar muchos tabúes. Si la gente siguiera de manera más continuada nuestros partidos de fútbol, sobre todo a nivel internacional, porque quizá en España nos falta un poco de nivel competitivo con respecto a otros países, vería cosas muy interesantes. No tiene nada que envidiar en calidad al fútbol masculino.
-Hablando de las guardametas de la Sub17 Femenina, ¿en qué nivel estamos?
-Tenemos un nivel bastante bueno, sobre todo si tenemos en cuenta el poco tiempo que llevamos trabajando con ellas. La progresión está siendo grandísima, sobre todo en el comportamiento competitivo. Ese equilibrio emocional que demanda la alta competición lo están progresando, y al final eso te da el valor, la respuesta que tengas ante este tipo de competiciones como un Mundial.
-Me ha sorprendido que, por ejemplo, Lola, que está siendo titular, no para de hablar, de gritar, de animar,…
-Es una chica que lleva varios años trabajando con nosotros. Al margen de su carácter, que es muy extrovertido, y que se comunica bien con las compañeras, es una jugadora despierta, y que refleja el trabajo de estos años. Sus características, igual que las de Elena y Patricia, se adaptan muy bien a lo que queremos que sea el modelo que tenemos. Las tres están en una dinámica muy parecida de trabajo.
-Esa sintonía es la que parece haber entre todos los miembros del cuerpo técnico, donde cada uno tiene su función, pero se ponen muchas cosas en común…
-Independientemente de la mayor o menor experiencia que cada uno pueda tener, tenemos la suerte de que nos une una buena sintonía fútbolístico-deportiva. Todos nos apoyamos en todo. Tenemos una comunicación fluída, y compartimos inquietudes, y eso hace que los esfuerzos y los objetivos vayan todos en la misma dirección: el progreso de las chicas, que revertirá en el éxito de nuestras Selecciones.
RFEF
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