Comparten nombre, campo e incluso el color de su camiseta, pero son enemigos íntimos. La tensa relación entre el Santa Ponça Club de Fútbol y el Sporting Santa Ponça Talarrubias ha elevado su voltaje en las últimas semanas hasta el punto que cuatro agentes de la Policía Local de Calvià tuvieron que velar por la seguridad del derbi que enfrentaba a los equipos prebenjamines de ambas entidades. Un partido de niños de siete u ocho años bajo vigilancia para prevenir de posibles incidentes, sin duda, un hecho llamativo.
Miembros del Santa Ponça aseguran que la misma persona se está saltando la sanción y está protagonizando continuos problemas de convivencia. Denuncian el temor a que se reproduzcan episodios violentos por parte de este técnico que en el pasado formó parte de su club. Desde el Santa Ponça Talarrubias ven exagerada la llamada a la Policía Local para un partido de prebenjamines y consideran que sus ‘vecinos’ ponen ahora el foco sobre su extécnico cuando no alzaron la voz mientras formaba parte de su organigrama y ya fue castigado en su día por la Federació de Futbol de les Illes Balears (FFIB).
Los incidentes protagonizados en su anterior etapa fueron el detonante de su expulsión del Santa Ponça según dirigentes de la entidad, que no se sienten respaldados por las instituciones a la hora de contener las actuaciones del que fuera en 2019 el primer aficionado de Balears en recibir una multa por insultar a un colegiado. Fue en un Algaida-Santa Ponça y por el siguiente comentario: «Sois unos hijos de p…, no vais a salir de aquí, os voy a arrancar la cabeza». La sanción, pionera en las Islas, fue de 300 euros.
Sin mediación
El presidente del Santa Ponça Talarrubias, Julián García, que anteriormente fue patrocinador del otro club de la localidad calvianera antes de emprender el proyecto actual que cuenta con un total de seis equipos, advierte de las provocaciones hacia el ahora sancionado. Además, apunta que el Santa Ponça Club de Fútbol, que tiene nueve equipos inscritos en la FFIB, siempre se ha negado a reunirse para coordinar los horarios de entrenamiento. Desde el Talarrubias se sienten «discriminados» por el Ajuntament de Calvià, que, desde su punto de vista, ofrece un trato de favor a la otra entidad y se niega a propiciar una reunión como mediador.
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