El secretario de Estado para el Deporte, Jaime Lissavetzky, aseguró que «el deporte y, sobre todo el fútbol, está masculinizado» y que eso es algo «que debe cambiar cuanto antes».

Lissavetzky, que hizo la ponencia inaugural del primer Congreso de fútbol femenino celebrado en la Facultad del Instituto Nacional de Educación Física (INEF) de la Universidad Politécnica de Madrid, añadió que la desigualdad de género en el deporte «es una realidad» y que, ante ésta, «no valen los grandes discursos, sólo las acciones».

«Desde el CSD siempre hemos querido dar cabida y espacio al debate sobre la desigualdad de género en el deporte y para ello hemos, desde 2007, subvencionado acciones ligadas al deporte y a la mujer, creado la red iberoamericana mujer y deporte, etc…», destacó.

Para apoyar sus tesis, el secretario de Estado para el Deporte dio cifras y dijo que, aunque «cada vez hay más padres que quieren que sus hijos e hijas hagan deporte de forma profesional, el número de licencias de estas últimas sólo alcanza el 19 por ciento».

Esta realidad es más acusada en el caso del fútbol, en el que, «a pesar de que cerca de 30.000 mujeres están federadas, esta cifra no representa más de un 4 por ciento del total en España, algo que, en otros deportes como baloncesto o voleibol, es menos acusado», concluyó.

La principal ausencia en este congreso ha sido la de la, desde hoy, secretaría de Estado de Igualdad, Bibiana Aído, quien, debido a la remodelación del Ejecutivo, ha anunciado que no asistiría al acto.

Su lugar en la presentación del congreso lo ha ocupado Isabel Martínez, que formaba parte del Ministerio de Igualdad y que, en principio, debía pronunciar el discurso de clausura.

Martínez afirmó que las políticas de igualdad «constituyen uno de los mayores retos del Gobierno» y justificó su presencia en el fútbol diciendo que pudo haber un tiempo «en que el deporte fue cosa de hombres, pero ese tiempo ya ha pasado».

Entretanto, el decano de la facultad del INEF, Javier Sampedro, también presente en la inauguración, apuntó que, desde el ámbito universitario, «se pueden hacer muchas cosas.

Frederique Winia, responsable del fútbol femenino de la Federación Internacional de Futbolistas Profesionales (FIFPRO), habló sobre las retribuciones a las jugadoras y definió como jugadora profesional a «aquella que recibe más dinero del que gasta por jugar», y aseguró que éste es el primer requisito para que España abandone el fútbol femenino aficionado.

Lola Romero, presidenta del Atlético Féminas, aseguró que, para que el fútbol femenino se profesionalice, «debe tomarse en serio» ya que, de otra forma, siempre se tiene en mente que, «bien por falta de apoyos o por cambio de las políticas de club», la sección femenina puede desaparecer.

El presidente de la liga de Fútbol Profesional (LFP) José Luis Astiazarán declaró: «Se debe promover la continuidad de los equipos de élite, dotar a las estructuras de técnicos cualificados y, además, debe haber un modelo organizativo, unos modelos de competición coherentes y, sobre todo, modos de tecnificación unificados para así lograr una mejora competitiva», subrayó.

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