Al pan, pan y al vino, vino. Cierto es que el fútbol es uno de los deportes más seguidos en todo el mundo pero no menos cierto es que se trata de un deporte que está perdiendo comba respecto a otras disciplinas. El fútbol vive de la inercia de ayer sin preocuparse de la energía de mañana.
Mientras que en el ‘deporte rey’ hay que echar una instancia para conseguir contenidos novedosos, en F-1 puedes escuchar durante una carrera la conversación entre piloto-manager; mientras que en el ‘deporte rey’ los toros se ven desde la barrera, en motociclismo un periodista puede entrevistar en directo al mecánico de Jorge Lorenzo a falta de 4 vueltas para el final de una carrera.
Poner un micrófono en la corbata del entrenador del Ceuta durante el partido ante el F.C. Barcelona de Copa del Rey es la ‘gran’ novedad de la jornada. Increíble. Me despojo del bombín porque un hecho como este resulta ser un antes y un después en la tecnología, en la realización deportiva o en el concepto del siglo XXI. ¿Ironía? (más vale reír que llorar).
Mientras en el fútbol americano endosan un micro al árbitro del partido, para escuchar las conversaciones a pie de campo y conocer los diálogos con los jugadores, aquí en España ‘flipamos’ porque podemos escuchar los gritos de un entrenador de Segunda División B a sus jugadores. La verdad es que sí, es para flipar.
El fútbol precisa un giro. El ‘deporte rey’ dejó de ser hace tiempo un espectáculo pionero porque se ha permitido el lujo de dejarse llevar. El dinero amuerma, está claro, pero mientras que otras disciplinas sí están aprobando (con nota) sus deberes el fútbol se ha quedado estancado. Los organismos y las televisiones no saben ponerse de acuerdo para explotar lo que podría ser el auténtico deporte rey y están dejando escapar un diamante que ninguno sabe pulir. Después de numerosas décadas, seguimos viendo cómo el árbitro señala 3 minutos de añadido y los futbolistas pierden el tiempo tirándose o los entrenadores hacen cambios inútiles. Nadie hace nada mientras algunos entrenadores se levantan de las ruedas de prensa cuando su orgullo les da la gana.
Sintonizas un partido de fútbol sala y la cámara y el micrófono se ‘cuelan’ en los tiempos muertos del partido; sintonizas el ciclismo y los enviados especiales entrevistan durante la carrera a tantos directores de equipo como quieran; sintonizas las motos o los coches y compruebas la edad media futbolística en la que vivimos, donde ni tan siquiera nos preocupamos por los goles fantasma. En tenis una repetición decide la autenticidad del punto, en baloncesto está bien visto parar el partido y ver un monitor para ver qué ha pasado. Son ejemplos que dejan en bragas al que se tildó de ‘deporte rey’ cuando apenas había candidatos al reino. Hoy por hoy el fútbol precisa medidas y novedades, de lo contrario la abdicación será inevitable.
El fútbol da mucho juego pero apenas se le saca partido. ¿Qué mejorarías tú y cómo? Con suerte algún iluminado tomará nota y hará propuestas. El riesgo que hay que tomar después es otro cantar aunque, sin duda, interesa a todos.
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