El delantero y el central del Sant Rafel ya están en sus casas para afrontar una largo periodo de recuperación tras haber sido operados en Mallorca.
IBIZA / PALMA | T. T. / P. M. Adrián Ramos y Javi Devesa, jugadores del Sant Rafel de la Tercera División de fútbol, no olvidarán fácilmente el día de Reyes de este año. Quizá no hayan sido ´malos´, pero los Magos de Oriente les han traído una pierna escayolada a cada uno y reposo por culpa de su infortunio con las lesiones. El pasado lunes fueron operados en la Clínica Palma Planas por el doctor Onofre Alba (ex médico del Real Mallorca) de una rotura del ligamento cruzado de la rodilla derecha (en el caso de Ramos) y de fractura de tibia y peroné (el defensa central).
Devesa echaba de menos estar en casa de sus padres en Calvià (Mallorca), pero ahora «pagaría» por estar de nuevo con sus compañeros del Sant Rafel, con los que ha «estado en contacto». «Todos me han llamado interesándose por mi estado y la verdad es que estoy muy contento por ello».
Es el día a día que le queda de momento al joven zaguero, aferrado al portátil de su casa, y echando un ojo a la actualidad de su club, a través precisamente de la publicación digital de Diario de Ibiza.
Sabedor de que le queda un largo proceso de recuperación, Devesa afirma que no es motivo para arrojar la toalla: «Estaba haciendo una buena temporada, pero lo que tengo claro es que quiero volver a jugar. Tengo ganas de seguir progresando en el mundo del fútbol».
Y es que el espigado defensor mallorquín, desde el salón de su casa de Santa Ponça, para nada rechaza la opción de volver al club pitiuso una vez recuperado de su lesión: «Ojalá se interesasen de nuevo por mí. Les estoy muy agradecido ya que se han portado muy bien conmigo. Con Mario [Ormaechea, el técnico] he tenido continuidad y confianza y me encuentro muy a gusto en el club».
Recién operado, postrado en el sofá de su casa y atento a que sus dos perros no le salten encima para jugar, Javi se acuerda perfectamente de lo que sucedió el pasado domingo en Lloseta: «Pugnaba por cortar la acción a Andrés Salinas, forcé la pierna y sentí un crujido. Enseguida me di cuenta de que era algo grave, aunque en ningún momento quise mirar cómo estaba la pierna».
Reconoce que la presencia de sus padres, que enseguida saltaron a la cancha para consolarle, «fue muy importante», ya que le «dolía mucho la pierna» y lo pasó «mal en los primeros momentos».
Con todo, tuvo arrestos para comentar con gesto risueño lo que tenía que hacer un futbolista para que le aplaudiesen: «La gente de Lloseta se portó muy bien, me aplaudieron, y la frase la dije para quitarle un poco de importancia al asunto y tranquilizar a todos, aunque la procesión iba por dentro».
Juntos en el hospital
Coincidió en el hospital con Adrián Ramos, del que dijo que estuvo dándole «ánimos». El atacante también descansaba ayer en su casa, resignado a tener que afrontar de nuevo un calvario que ya vivió la temporada pasada, pero con dosis de optimismo: «No me queda otra, hay que tener paciencia», dijo.
El delantero no quiere acortar los plazos de recuperación, como ocurrió la primera vez, y romperse de nuevo a las primeras de cambio. «Sé que la temporada la he perdido y pensaremos en la siguiente», comenta. Ahora recuerda que cuando se volvió a lesionar se le «cayó el mundo encima», aunque no piensa que se le hayan cerrado las puertas para volver a jugar: «Soy muy joven aún», indica.
Lamenta que su compañero Devesa se hubiera lesionado de gravedad, pero lo ve «animado».
Diario de Ibiza
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