Tomeu Maura

Hemos consumido casi la primera parte de la temporada y el Mallorca suma 30 goles, de los que 19 corresponden a la Liga y 11 a la Copa. A estas alturas, contando ambas competiciones, el pichichi del equipo es el argentino Fernando Cavenaghi con seis goles, dos en Liga y cuatro en Copa, seguido por Webó y Pereira, ambos con cinco, y N’Sué y Castro con cuatro. Lo más sorprendente de estas estadísticas, sin embargo, es que el futbolista que las encabeza viene de soportar un ostracismo de 40 días sin pisar el césped, y su último partido como titular fue el 27 de octubre en Copa ante el Sporting.

Según Laudrup, Cavenaghi no juega porque le falta velocidad y para su equipo quiere jugadores rápidos. Respeto la opinión del entrenador, pero no sólo no la comparto, sino que me parece un disparate. Me parece un verdadero disparate desaprovechar al jugador con mayor gol del equipo, y me parece todavía más impresentable no querer utilizarlo ni siquiera como recurso. El argentino llevaba hasta ayer 40 días sin jugar ni un solo minuto, y eso a pesar de que semana tras semana Laudrup se deja un cambio por hacer. El Mallorca debe ser el único club del mundo que desprecia a su mejor goleador.

Podría pensarse que la marginación que sufre Cavenaghi se debe a un problema de disciplina. Quizás a un enfrentamiento con el entrenador. Pues no es así. Me consta que el argentino está siendo un profesional de los pies a la cabeza que no sólo no se ha rebotado públicamente, sino que tampoco está creando el menor conflicto dentro del vestuario a pesar de que su situación es surrealista. Podría pensarse también -de hecho es lo que yo personalmente creía- que se le estaba apartando para forzarle a que pidiera la baja y así ahorrarse una de las fichas más altas de la plantilla. Pues no. Laudrup obra con Cavenaghi como le viene en gana. Ni ha recibido ninguna instrucción ni él ha comunicado tampoco sus intenciones. Vía libre.

En la planta noble alucinan. Y más después de ver lo sucedido ante el Almería, con Cavenaghi marcando no sólo dos goles, sino creando mucho peligro y demostrando movimientos y remates propios de un goleador. Porque no nos engañemos. Fernando Cavenaghi no es un recién llegado. Le hemos visto jugar en Rusia y Francia y no es precisamente un tuercebotas. Estamos hablando de un jugador de prestigio profesional reconocido que ha vivido siempre de sus goles, y al que aquí se está tratando como si fuera un veterano de 35 años totalmente acabado. Increíble, pero cierto.

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