Dos goles en cinco jornadas de la segunda vuelta. Justo la mitad de los que se marcaron en la primera en el mismo número de partidos. Ese es el gran problema del Mallorca: su falta de efectividad ante la portería contraria. Los números no mienten. Es junto al Hércules el equipo menos goleador de lo que llevamos de segunda vuelta. Y esa sequía le penaliza. Los jugadores de Laudrup necesitan nada menos que 270 minutos para marcar un gol. Terrible.
Desde que el Mallorca regresó a Primera División en 1997 siempre había tenido arriba un killer. Los ha habido mejores (Dani, Tristán, Luque, Pandiani, Aduriz y, sobre todo, Güiza y Eto’o) y los ha habido más discretos (Arango, Biagini, Amato, Luis García, Jankovic), pero nunca ha faltado un jugador que, como mínimo, garantizara 9 goles, que es la marca más baja, establecida por Jankovic en 2007). Es cierto que quedan aún muchos partidos, pero de momento los tres máximos goleadores del equipo, Webó, Pereira y Castro, sólo suman cinco. Es muy poco, y o mejoran su registro o no va a alcanzar.
El Mallorca se sustenta en un magnífico dispositivo defensivo que comienza en Aouate, sigue en Nunes y finaliza en Martí. Ahí radica el verdadero potencial del equipo, pero se necesita un mínimo de efectividad arriba. Es imprescindible que se mejore la producción o habrá problemas. Verdaderos problemas.
futboldesdemallorca.com
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