Probablemente, no haya algo que defina tanto a nuestra sociedad en cuanto a los roles de género que cuando se habla del fútbol.

Si me he decidido a escribir esto es a raíz de algunos comentarios que en esta ultima semana he vuelto a escuchar o más bien leer: «El fútbol femenino ni es fútbol ni es femenino» y que me han sorprendido porque creía que estos eran cosa del pasado, pero parece ser que el pasado siempre vuelve, muy a nuestro pesar.

En el pasado, a las mujeres se les prohibía practicar deporte. Es más, no debían ni siquiera hablar de ese tema. El deporte era una actividad reservada para hombres,  por cuanto no era un tema «doméstico», y la mujer debía atender sólo temas domésticos, o sea de la casa. Con el tiempo, gracias a las revoluciones feministas y la apertura del mercado laboral a las mujeres, empiezan a practicar actividades deportivas. Como es obvio, surgieron los deportes «masculinos» y «femeninos», además de que otros se adaptaron para recibir a las nuevas practicantes, las mujeres.

Ocurrió entonces que en cada país surgió un deporte predominante y que empezó a robar la atención de la prensa o la sociedad en detrimento de otros. Así, en España el fútbol fue el escogido. Si esta selección fue por tendencia mundial o en atención al machismo endémico de nuestra sociedad, eso no es el tema, el tema está en ¿porque se dice que el fútbol es cosa de hombres y no de mujeres?.

Aquí influyó mucho la educación que los padres daban a sus hijos. Así, a los niños desde pequeños se les «obliga» a gustarle el fútbol. Eran llevados por el papá al estadio, y casi siempre el regalo de cumpleaños o Navidad era una pelota de fútbol. Si al hombrecito no le gustaba el fútbol, era blando o afeminado  (o sea, ¡era Gay!). Al revés, a las mujeres se les enseñaba que no «debían» jugar a la pelota, ni siquiera osar interesarse en este deporte, porque las podrían tildar de marimachos, poco femeninas, o incluso de lesbianas, tenían que jugar con muñecas.

Hoy en día ha habido una apertura. Las mujeres han empezado a interesarse en el «deporte rey». O más bien, los hombres  han empezado a aceptar que las féminas practiquen este deporte. No obstante, todavía persiste en la sociedad esta idea de que el fútbol es un deporte sólo para machos. Parece que en la sociedad española hubiera una relación directa entre el deporte predominante y el grupo dominante que es el hombre, por eso en países como  Estados Unidos  donde el deporte predominante es el beisbol o fútbol americano, el fútbol es seguido más por las mujeres que por los hombres, en los países nórdicos como Noruega donde el fútbol es tan popular en hombres como en mujeres nos demuestran que están muy por delante nuestro en la búsqueda de la igualdad de género.

Es sencillamente inaudito que en pleno 2011 ciertos hombres tengan la mente de los cavernicolas, muchas mujeres entienden más de fútbol que los hombres al margen de que ya son muchas las que lo practican, a esos machistas decirles que respeten a todas aquellas mujeres que su pasión es el fútbol, y que no hagan comparaciones, porque el deporte no tiene sexo, el sexo lo tienen quienes lo practican, y el ser mujer no te lo quita el hecho de practicar un deporte como es el fútbol, ya está bien de medir  la imagen de la mujer por su belleza, la identidad de la mujer no se mide precisamente por ser delgada, joven y bella, que pasa ¿No pueden practicar fútbol? claro no pueden porque desarrollan una gran masa muscular, una masculinidad y patrones de conducta propios de los hombres, basta ya de demagogia barata, ¿Cuando conseguiremos asociar actividad física con salud y calidad de vida independientemente de la belleza? al margen de la opción que tenemos todos/as de realizar el deporte que nos de la gana, aunque este sea el fútbol, porque el fútbol se juega con una pelota no con dos.

El Fútbol femenino si es fútbol y lo practican las mujeres, y al que no le guste que no vaya a verlo, es así de simple y de sencillo, pero basta ya de comentarios sexistas sobre este tema porque sinceramente creo que es «una violencia verbal» que deberíamos todos repudiar.

Chus