Antoni Alzina dice que bajar no supondrá un drama, pero aún cree en la permanencia.
Lluís Orfila
El epílogo de temporada se distinguió dramático para el Alaior, que tras perder en feudo del Poblense el pasado domingo, con motivo de la última jornada de liga, certificó su descenso a Regional, segundo en la historia del club desde 1968 y primero desde que la Tercera División se rige bajo el formato actual (desde 1979). Le queda al histórico club albinegro una última coartada para conservar su status; el ascenso de alguno de los exponentes mallorquines que en breve inciarán las rondas por acceder a Segunda B, que de producirse, inmediatamente rescatará la plaza en categoría balear para la entidad que preside Antoni Alzina.
«En una encrucijada», como el mismo mandatario define, reside el cuadro de Alaior. Al cabo pero, es instante para el análisis y la evaluación. Tras siete temporadas sucesivas merodeando el segmento conflictivo de la clasificatoria (en que el equipo albinegro ha fluctuado entre las posiciones duodécima y décimo séptima), la pérdida de categoría se ha fraguado finalmente (ni la marcha voluntaria del técnico Marc Serrano valió de revulsivo).
¿Las causas? Según explica Alzina, varias; «no hicimos lo que debíamos hace tiempo y ahora nos vemos en esta situación. Es una lástima, pero debemos esperar a ver si sube alguno de los equipos baleares que jugarán la liguilla», indica el dirigente alaiorenc. «Llevo muchos años en el club, estos últimos como presidente, y lamento mucho la coyuntura en la que nos encontramos, me duele, pero se nos han juntado muchas cosas en contra», abunda, para de inmediato aludir a «la falta de dinero y de medios». Además, Alzina resalta la plaga de «lesiones» que han golpeado al equipo, privándole de una línea de juego más constante y regular. «No se trata de buscar excusas, esto es deporte, pero es evidente que ha sido un cúmulo de cosas, un poco todo. No hicimos los deberes cuando tocaba», desliza el responsable del club centro insular.
En referencia a las posibilidades que aún dispone el Alaior de mantener la categoría, prolongando así su trayecto ininterrumpido en la actual Tercera, estructurada por criterios de regionalidad desde 1979 (es el conjunto balear en exclusiva que exhibe tal récord, y uno de los dos únicos a nivel estatal), Alzina muestra un moderado optimismo. Y fundamentado, pues de ascender Manacor, Poblense, Constància o Binissalem, la permanencia será real; «por lo que he podido palpar, el Constància es quién tiene más interés en subir, pero también confíamos en los otros», admite el dirigente, aunque resalta que «de lo contrario, tampoco será una tragedia el descenso».
Pasado y futuro
El actual CE Alaior se reorganiza como tal en 1941. Tras algunos lustros compitiendo en torneos locales, accedió al grupo menorquín de Tercera en 1955, y un año después se adentró en la recién creada Tercera Balear, categoría que pierde en 1968, principalmente por la restructuración auspiciada por la Federación Española, y que derivó en el nacimiento de la Tercera Nacional.
Con la aparición de la Segunda B a finales de los 70′, la Tercera División recupera el perfil autonómico, y el Alaior asciende en condición de subcampeón menorquín en 1979. Hasta hoy, ha competido en ella el club albinegro, sin ascensos ni descensos. La época dorada se fecha en el trienio 88-90. ¿Que deparará el mañana? Alzina explica que «es pronto para hablar del futuro, pues no sabemos en que categoría estaremos. En las próximas jornadas hablaremos con jugadores y técnicos, pero primero debemos esperar que ocurre. Estamos en una encrucijada».
Sí asegura Alzina en cualquier caso que «me quedan dos años de mandato y mi intención es seguir, a no ser que venga alguien con ilusión por ser presidente, aunque lo veo difícil», y concluye recordando que «el Alaior, esté en Regional o en Tercera, seguirá luchando como ha hecho siempre durante su dilatada historia».
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