Avanza la Segunda B hacia un cambio de modelo. Es posible que lo haga de una forma abrupta y obligada por la coyuntura económica actual, que amenaza con llevarse por delante a un buen puñado de clubes. La Real Federación Española de Fútbol (RFEF) ha activado un plan B ante la posibilidad de que el próximo 30 de junio muchos equipos pierdan la categoría debido a los impagos, y ese borrador habla de una irremediable reducción de grupos. ¿Cuántos? Pues irá en función del número de descensos administrativos, pero ya hay quien habla de dividir la liga en Norte y Sur. «Antiguamente, cuando yo jugaba, la Segunda División B ya era así», explica Matías Borsot, director deportivo del Sporting Mahonés.
La RFEF tiene intención de acabar con la mala praxis de los clubes y por eso ha activado toda su maquinaria para cerrar la puerta de aquellos que no cumplan con los pagos. De entrada, ha adelantado al 30 de junio (12.00 horas del mediodía) el plazo para liquidar las deudas con los futbolistas, cuando hasta el año pasado los equipos disponían de 30 días más.
La penalización
Luego, ha regulado la situación castigando a los clubes que no paguen con el descenso a Tercera División. Lo cierto es que la Asociación de Fútbolistas Profesionales (AFE) ha ido apilando durante el mes de mayo una gran cantidad de denuncias de jugadores, por lo que son muchos los conjuntos de la categoría que están amenazados: «Es público que hay muchos en esta situación», desliza Borsot. «El tema ahora está en quién pagará y quién no y qué pasará luego. Lo de reducir grupos es algo que llevo oyendo desde hace muchos años, pero luego pasa lo de siempre: nada. Es mi impresión, aunque creo que este año nadie piensa como yo…», subraya.
Y así es. Algunos de los integrantes de la Comisión Delegada de la RFEF para la Segunda División B ya han manifestado su intención de proponer una limitación de grupos a tres de 20 equipos, incluso de dos en función de los descensos. El torneo se dividiría en clubes del Norte y del Sur: «Nosotros jugaremos dónde nos digan, porque la intención es la de salir a competir en Segunda B», expone el responsable del área deportiva del Sporting. El club de Bintaufa ha recibido hasta 17 denuncias por impago, por lo que debe abonar 143.000 euros antes del 30 de junio si no quiere perder la categoría, aunque en el club confían en reunir el capital suficiente para liquidar las deudas con los futbolistas.
La situación en la que se encuentra el Sporting Mahonés afecta a cerca de un 75% de los clubes de la categoría de bronce del fútbol español, por lo que es muy probable que a final de mes muchos de ellos den con sus huesos en Tercera o desaparezcan. Castellón y Lleida, que han competido en el grupo III junto al Sporting Mahonés, son algunos de los que se encuentran en una situación más delicada.
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