Basta creer que uno lo ha visto todo en el fútbol para seguir sorprendiéndose. Maravillándose, más bien. Porque el gesto que nos han dejado unos niños, de 10 a 12 años, es una auténtica maravilla para un deporte a menudo enloquecido por el afán de títulos. Final de la Iraugi Cup entre los alevines de Sevilla, de segundo año, y Espanyol, de primer año. El partido termina con un empate a 4 que obliga a la azarosa tanda de penaltis. El entrenador sevillista, Ernesto Chao, habla con su colega perico, David Fernández. Ernesto propone pasar de los penaltis y le dice a David que se lleven el trofeo. ¿Por qué? Porque considera que su contrincante ha sido mejor. Pero los penaltis se celebran y, como a veces sucede, gana el que menos lo merecía. Los sevillanos se llevaron la final, aunque no la copa. Técnico y jugadores del club andaluz decidieron que lo más justo era que la copa se fuese a Barcelona. Y así fue.

Ernesto Chao pidió la autorización a los organizadores para ceder el trofeo a los catalanes. Su compañero del Espanyol no daba crédito a una actitud tan generosa como inaudita. Pocas veces hemos visto algo así. No hace mucho alabamos al Barça de Sergi Barjuan por dejarse encajar un gol. Pero ceder un título de campeón al contrario, diría que nunca. Suena casi a ciencia ficción. El joven entrenador espanyolista reconocía no haber visto nada así. “Hace años que soy entrenador pero nunca había vivido una situación igual”. Eso decía David Fernández, cuyas palabras recoge la web oficial del RCD Espanyol, tremendamente agradecidos con el “detallazo” los nervionenses. “Es digno de elogiar porque hay pocos que puedan tener un detalle como este”.

Periodistas como Pere Escobar tampoco tenían constancia de un suceso similar. El presentador de El Club de la Mitjanit, en Catalunya Ràdio, dio bola a la noticia. Igual que otros medios como ABC, Antena 3 o Televisión Española. Pere Escobar entrevistó en su programa a Ernesto Chao, que explicaba los motivos de su decisión. “Ellos eran un equipo un año más pequeño que el mío y han sido mucho mejores. Por lo tanto, lo más justo era los ganadores del torneo fuesen ellos”. Por desgracia, no deja de sorprendernos algo que quizá no tendría que parecernos tan descabellado. Quién iba a decir que un club como el Sevilla, con fama de equipo, llámale tramposo, llámale vivo, pudiera protagonizar una noticia semejante.

Recordemos que no hace mucho señalamos el episodio de los recogepelotas y los balones que entraban para interrumpir el juego. La de veces que se ha hablado de las triquiñuelas del singular delegado de campo, o de lo teatreros que son algunos jugadores. El propio Pere Escobar se lo recordaba a su entrevistado, al que reconoció su “admiración”. Pero Ernesto se reía y respondía con buen humor. Por suerte, el fútbol base cuenta con gente como Ernesto Chao o Sergi Barjuan, por citar a los caso mediáticos. Ellos, como muchos otros desconocidos, forman parte del basto equipo de formadores que trabaja por inculcar el respeto y la deportividad a nuestros futuros futbolistas.

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