El próximo fin de semana empieza un campeonato liguero marcado por los recortes presupuestarios en los equipos.
TONI TENERIFE
Tras un periodo estival marcado por el continuo uso del ´tipex´ para ir rectificando sobre la marcha tanto el calendario como la composición de equipos, la Tercera División balear arranca el próximo fin de semana con muchos claroscuros en su entorno y con la sensación de desigualdad más que notable entre unos y otros.
Suele ocurrir en situaciones de estrechez económica: los ´ricos´ lo son más y los ´pobres´ acentúan su condición. Estamos ante la Liga del bajo coste (low cost). Sólo los ´grandes´ disponen de la posibilidad de echar mano a la cartera. El resto, sencillamente usan la mano para dar las gracias a los futbolistas por jugar en su equipo, si es posible por amor al arte.
Unos conjuntos ya no están por defunción administrativa (Ibiza) o renuncia por asfixia económica (Cala d´Or y Soledad). Otros que continúan de forma administrativa en la categoría (Arenal y Mercadal) e incluso se da la paradoja que el último en incorporarse a Tercera tras la defunción de sa Deportiva (Collerense) ha tenido poco menos de tres semanas para fichar a casi un equipo entero al disponer únicamente ocho fichas por aquellas fechas.
Y como cada temporada, el romanticismo en el balompié de la maltrecha Tercera Balear no se pierde con la incorporación al selecto grupo de los 20 de un Independiente Camp Redó que se agarrará al factor cancha –todo un arenal de dimensiones reducidas– para apurar sus ya de por sí escasas opciones de salvar con éxito su primera aventura en Tercera.
Zona caliente
Sota, caballo y rey. Salvo sorpresa mayúscula, Atlético Baleares, Peña Deportiva, Constancia, Santanyí y Binissalem jugarán una ´Liga de cinco´ en pos de cuatro plazas, con las opciones más bien lejanas de Poblense y Alcudia.
Por abajo, la lucha por saber quiénes serán los tres peores equipos del campeonato liguero será encarnizada, aunque tres conjuntos parten ´con ventaja´ por diferentes motivos.
El recién ascendido Independiente Camp Redó será el que lo tenga peor. Novatos, con sólo tres futbolistas en su plantel con experiencia en la categoría, y que además juegan en un recinto que forma ya parte del pasado en el fútbol balear –de reducidas dimensiones y de tierra ´natural´–, su pretemporada deja bien a las claras que será un equipo que mientras mantenga la bandera de la ilusión, darán guerra sobre todo en casa. Pero, si se desinfla el ´globo´, la caída puede ser de órdago.
Otro que podría desplomarse a las primeras de cambio es el último en llegar, el Collerense. Desde que se supo que el Ibiza no jugaría en Tercera por descenso administrativo, en el Coll d´en Rebassa se está trabajando a destajo para cambiar el ´chip´, ya que ha pasado en tres semanas de ser un plantel para competir en Preferente a convertirse en un equipo de Tercera destinado a sufrir mucho.
Con gente de la casa y refuerzos locales, el carácter aguerrido de su técnico, Fulgencio Gómez, será importante para que sus futbolistas no pierdan la moral a las primeras de cambio. Con todo, pintan bastos en el histórico club rojillo.
El tercero en discordia es el Arenal. Lo tienen claro y se lo toman con tranquilidad. Los mismos que debían jugar en Preferente lo harán en Tercera. El técnico que los entrenará será Carlos Muñoz, que es, además, el más joven de la categoría. Debuta en Tercera tras ascender al filial de categoría. Y con un plantel prácticamente idéntico al de la pasada campaña –en la que bajaron–, los de la Playa de Palma intentarán salvar los muebles con los mismos mimbres del pasado ejercicio.
Junto a estos equipos, se apuntan a la lista el Mercadal, que con menos potencial económico que la pasada campaña, está en la misma situación que el Arenal (repescados tras las renuncias del Cala d’Or y Soledad), el Atlètic Ciutadella (el 1 de agosto sólo tenían fichado al entrenador, Pablo Asensio), el Esporles (podrían caer al descenso si su plantel no se adapta al salto de categoría), Llosetense (con muchos cambios en su plantilla, han ganado en calidad individual), Ferreries (otro que tendrá que adaptarse a marchas forzadas a la categoría a la que vuelven tras una década de ausencia) y Sant Rafel, que no se escapará tampoco de la quema si no va con cuidado, pese a que su política de refuerzos parece, en principio, más que coherente. Los pitiusos han formado un conjunto formado por el producto local, compuesto en su mayoría por ibicencos y manteniendo parte de la base de la temporada 2008-09. Mario Ormaechea dirigirá a un equipo que lleva la ilusión por bandera.
En un principio, el grupo es reducido, aunque podría ampliarse. Equipos como el Ferriolense, que apuesta por la juventud, puede verse en compañía de un Montuïri que seguirá siendo un hueso muy duro de roer en ´es Revolt´.
Junto a ellos, se puede situar un Campos que contará con una retaguardia de lujo, con la presencia del sempiterno Jaume Vidal y del no menos experimentado Miguel Cifre (Cala d´Or). Y, cómo no, el equipo más ´Tercera´ de la categoría, el Alaior menorquín –siempre ha militado en el grupo balear de Tercera–, que buscará en ausencia de su eterno rival deportivo, el Sporting Mahonés, erigirse en el rey de los equipos menorquines en esta maltrecha Tercera Balear. Una categoría de ´low cost´.
DIARIO DE IBIZA
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