Los partidos de pretemporada sirven para lo que sirven. Se visten de trofeo y tienen tradición, historia, como este “Illa de Menorca” que cuenta, además, con la gran suerte de tener gente abnegada que recoge estadísticas desde el primer día. Y ya son 28 años.
Pero no dejan de ser de pretemporada, y un entrenador lo sabe. Y lo saben los jugadores. Nada está a punto y todo se prueba porque es el momento y todo va poco a poco. Ningún equipo está al cien por cien ahora, ni puede tener los automatismos.
Pero sí las sensaciones. Y las sensaciones ayer en un Sant Martí tan en familia que era íntimo, fueron un poco más positivas para el conjunto de Yeray Rodríguez que para el de David Moreno. Sin tomarse este análisis al cien por cien, por todo lo que decíamos antes, el Mercadal ofreció mayor sensación de querer la posesión del balón y el Alaior de buscar las contras. Algo normal por otra parte: ya saben, el rol del local y el visitante.
Los desajustes fueron evidentes aunque el Mercadal los maquilló un poco más. Con todo, en la defensa local hubo algún que otro despiste, aunque se compensaba con la mayor tenencia del balón y la mayor idea atacante.
Los alaiorenses, un poco peor. En media hora tenían tres goles en contra y su tejido defensivo era frágil y obligando a Sastre. Al descanso se llegaba con los goles de Marcos Vaquero (19’ , tiro lejano), David Camps (30’, de falta directa) y Òscar Galmés (31’, de cabeza y sin oposición en un córner).
En el segundo tiempo llegó el correspondiente carrusel de cambios. Pero la tónica fue la misma. Incluso un poquito más si nos atenemos al marcador, que se amplió para los locales con un tiro de Adri nada más empezar para poner el 4-0. El mismo jugador marcó la manita en el 68’ (5-0).
Es cierto que el equipo alaiorense se estiró y buscó, en diversas fases, pero sin acierto. Hubo algún tiro lejano y un cierto desorden ofensivo, o alguna parada de mérito del cancerbero Christian. Pero, lo dicho, el Mercadal no tuvo que sufrir nada en un partido plácido que deja la buena imagen local y la menos buena de los blanquinegros. Pero todos deben seguir trabajando. Es lo normal ahora. Ya llegará la exigencia cuando toque.
El próximo jueves 11 Ferreries y Mercadal dilucidarán en Sant Bartomeu el equipo que se enfrentará en la final al Sporting.
Diario de Menorca
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