Alineaciones:
República Checa: Petr Cech, Gebre Selassie, Tomas Sívok, Roman Hubnik, Michal Kadlec, Tomas Hübschmann, Petr Jiracèk, Daniel Kolar (77Kiral Vacek´), Tomas Rosicky, Daniel Pudil y Milan Baros (62´Tomas Pekhart).
España: Casillas, Sergio Ramos (45´Carles Puyol), Raúl Albiol, Gerard Piqué, Álvaro Arbeloa, Xabi Alonso (72´Javi Martínez), Sergio Busquets, Xavi Hernández, David Silva , Juan Mata y Fernando Torres (61´David Villa).
Goles: Juan Mata (Minuto 5), Xabi Alonso (Min 22´)
Árbitro: Paolo Tagliavento (Ita)
Tarjetas: Expulsado Tomas Hübschmann (70´)
Incidencias: Estadio Generali Arena de Praga; 17.873 espectadores.
Comentario:
Dos goles de puro arte y un fútbol de alta escuela dieron como resultado una exhibición del equipo nacional y una victoria elaborada y trabajada en un papel digno y honrado que podía afectar a terceros. Mata y Xabi Alonso firmaron los tantos.
El estadio Letna recibió a España con algo de frío sobre la hierba y abundante calor en las gradas. Cerca de la Plaza Vieja, Patrimonio de la Humanidad, Michal Bilek pretendía jugarse la vida con los suyos ante los campeones del Mundo, ya clasificados, sin nada en juego más que el honor. Pero el honor no es cosa escasa en este equipo sino valor muy apreciado en un colectivo que defiende, precisamente, los más distinguidos valores del fútbol.
Durante un minuto largo, desde que comenzó a rodar la pelota, los checos solo pudieron mirar cómo tocaban los españoles. Y eso marcó el desarrollo posterior de un partido de guante blanco, jugado con extraordinaria deportividad. España delimitó el territorio, las dotes de organización y mando y puso sobre los verdes tapices del Letna su arte. No se trata de un arte nuevo sino de la aplicación práctica de la teoría de la belleza y la precisión.
Bastaron cinco minutos para que Xavi Hernández sacara a relucir la batuta que heredó del maestro Von Karajan. Con un smoking metafórico y las plateas expectantes, dirigió un balón de oro al pico del área, por la derecha del ataque español. Allí apareció Juan Mata para tocar con sutileza y exactitud la pelota y cruzarla a la salida de Cech. Inapelable. Belleza y precisión.
Un poco más tarde, a los veintidós minutos, David Silva hizo una de las suyas, una de esas jugadas que lo convierten en superclase, escapado por la derecha, se deshizo de cuantos quisieron arrebatarle el balón y cedió, en paralelo a la línea de gol, el pase de la muerte. La pierna de Xabi Alonso, en su partido 90 con La Roja, clavó el cuero en las redes de Cech. Con el marcador a favor de España, los rivales se aburren, se desesperan y se extravían.
Casillas y sus cuatro guardianes, Sergio Ramos, Piqué, Albiol y el “espartano” Arbeloa, se sentían protegidos por la posesión inacabable de Busquets, Xabi Alonso y Xavi Hernández, que recibían el apoyo constante de las bandas, con Silva y Mata, y de Torres en el balcón del área. Fernando trabajó lo indecible, cayendo hacia la banda derecha, ofreciendo desmarques continuos y un derroche de movimientos tácticos que merecieron una cerrada ovación de los 17.873 espectadores cuando más tarde fue sustituido.
España dominó el partido en el primer tiempo con una superioridad de tal calibre que la primera aproximación de los checos llegó a los cuarenta minutos y fue un disparo lejano de Kadlec. Antes, Rosicky le dio un pase a Pudil y su centro lo vio pasar Milan Baros. No hubo más.
La segunda parte se abrió con la entrada de Puyol por Ramos, Albiol pasó al lateral derecho y hasta se permitió jugadas de extremo. Más tarde, cuando se fue Torres y entró “El Guaje, David Villa se colocó a la izquierda y España renunció voluntariamente a la referencia del delantero centro tradicional. El reloj, que en Praga merece el respeto de las grandes tradiciones artísticas, consignó su caminar silencioso y el partido fue languideciendo, con algún espasmo ofensivo de los españoles. Alonso estuvo a punto de marcar. El público español, con presencia notable, cantó el “Yo soy español, español, español…”, orgulloso de su Selección y coreó con gritos de “Olé” y “campeones, campeones”, las combinaciones de sus futbolistas. El dominio se hizo abrumador. A los veinticuatro minutos, Hubschmann midió mal y le hizo una entrada durísima a Xabi Alonso en el medio del campo. El árbitro italiano, Paolo Tagliavento, sacó la tarjeta roja sin dudar un instante. Una equivocación de agresividad en un partido limpísimo. Xabi se retiró y, en su lugar, Del Bosque situó a Javi Martínez.
Hasta el final, el choque se apagó paulatinamente ante el resultado incuestionable de la victoria española y la resignación checa en su lucha por clasificarse para la Eurocopa 2012.
RFEF
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