El Sporting Mahonés se encuentra en una de sus peores situaciones institucionales desde su fundación hace 38 años y el primer equipo desaparecerá de la Segunda B. Dentro del club, Mati Borsot, que ha ejercido de Director Deportivo y entrenador en la última etapa desde la entrada de su amigo y presidente Paco Segarra, dejará la isla entre el lunes y el miércoles de la semana próxima. Su valoración pasa por la tristeza y el convencimiento de que ha hecho todo lo que ha estado en sus manos.
Quizá usted no lo diga de esta forma pero… Qué desastre todo ¿no?
Es una lástima realmente. Deportivamente el equipo se ha matado y ahí están las temporadas, los números. En esta campaña, lo dejamos a tan solo dos puntos de la salvación con toda la segunda vuelta por delante… Es una pena.
A usted se le tiene como hombre de confianza de Paco Segarra. No esconde que hay una profunda relación de amistad…
No, no lo oculto ni lo ocultaré nunca. Yo estoy en el Sporting porque él me llamó y seguiré siendo su amigo y estaré en otros proyectos que se puedan dar. Decir que se llega a esta situación solamente por su gestión no es justo. Se ha equivocado en la previsión presupuestaria de esta temporada, sí. Contaba con unos apoyos que finalmente no se han dado. En ese sentido sí que es responsable y durante todos estos años el Sporting ha vivido por encima de sus posibilidades… Como todos. Pero también es cierto que cuando ascendimos todo el mundo lo apoyaba. Ahora que va mal, se meten con él. Somos un poco hipócritas.
¿Pero le parece lógico que desde el primer mes no se paguen las nóminas?
Hizo mal los números, es cierto. Pero es que, por ejemplo, las instituciones también lo han hecho fatal, con las subvenciones, que llegan muy tarde y son muy inferiores, y con las instalaciones, a pesar de que el anexo es muy bueno. En general, el mundo político se ha alejado bastante del mundo real. Y no hay que olvidar que con 350 socios no hacemos nada. A la gente no le ha importado el Sporting, cuando es el club más representativo de la isla. En el mundo del fútbol, de Menorca solo se conoce al Sporting. Nadie ha valorado eso y encima se recuerda cada dos por tres lo de la fusión, las peleas y todo eso…
¿No hubiera sido un detalle de cara a la plantilla que el presidente hubiera estado en el último partido?
Sí. Y lo digo muy sinceramente. Pero también es verdad que normalmente no iba a los partidos. En eso también es un presidente atípico, iba a entrenos, pero no a partidos.
Que no cogiera el teléfono a la prensa casi que es igual, pero a su plantilla…
Supongo que se cansó de decir siempre lo mismo. Yo entiendo que parte de mi trabajo es atender a los medios, pero Segarra tampoco ha engañado en eso.
Si su ilusión era gestionar una institución deportiva, hay que ver cómo está en este momento.
Pero es que hay que mirar la época en la que estamos. Mira a tu alrededor. ¿Cómo están los clubes, incluso en Primera División? El tema del presupuesto le estalló antes de tiempo… No sabemos si tenía algo y le ha fallado. No ha tenido ningún tipo de apoyo. Negoció con el italiano, y el italiano no sé qué le pedía…
Supongo que usted tampoco ha cobrado…
No, pero mi situación es diferente. Yo he trabajado sin contrato. Únicamente con la palabra de Segarra…
Perdone… ¿Qué quiere decir sin contrato? ¿En negro?
No, no. Quiero decir que yo soy autónomo y facturo…
Pues últimamente habrá facturado poco.
Sí, pero eso es mi problema y ya lo solucionaré. Lo cual no significa que no entienda y apoye a los jugadores que reclaman lo que les corresponde por su trabajo.
¿Cómo se arregla esto?
En general, tiene que ser una cosa dirigida desde arriba. Cuando yo era jugador ya existían estos problemas. Y mira todos los años que han pasado y estamos igual, con Federaciones, organizaciones, Consejo Superior de Deportes y lo que quieras. Hay que controlar lo que se ingresa y lo que se gasta, avalar presupuestos, reorganizar competiciones. La Segunda B no puede ser amateur, pero quién no pueda competir, que no compita. Y no volverse locos con los presupuestos. Se han estado pagando fichas de locura. No se puede seguir así.
¿Cómo valora la intervención de la AFE?
El club ha sido transparente. Accedió a las peticiones de los jugadores. Pero todo hubiera pasado por no poner denuncias el uno de enero, para ver las salidas del club para que pudiera remodelar la plantilla y seguir compitiendo, facilitando la salida a la gente que quería pero protegiendo también a los que querían quedarse. Ellos también son futbolistas. Se podía haber buscado la fórmula, con futbolistas amateurs o con lo que fuera. Creo que era totalmente posible. Pero la AFE prefirió presentar denuncias enseguida, hacerse su publicidad, perjudicando la continuidad del club y perjudicando de rebote a algunos futbolistas.
Se ha comentado que en alguna ocasión los jugadores habrían llegado a las manos…
No me consta eso. Mientras yo he sido entrenador, el ambiente ente los futbolistas ha sido cordial. Con la tensión por la situación y con la dificultad de tener que mantener el trabajo y competir el domingo. Pero lo han hecho con total dignidad siempre. Y debo decir que ahora que se ha descompuesto todo, incluso he ejercido de Agente de Futbolistas ayudando a buscar destino a alguien…
Por ejemplo a Ignasi con el Badalona…
Sí, y a alguno más. Y no me importará ayudar siempre que pueda. Creo que estos jugadores se lo merecen y han comprobado que mi amistad con Segarra no es óbice para echarles una mano.
En el último partido, fue impactante ver a un jugador como Moyano llorar de impotencia.
Es un ejemplo. Él ha venido aquí y lleva todos estos años luchando. Y ve que se le acaba la carrera y la finaliza así. Él se quedará en la isla porque su familia y él mismo están bien. Pero esta situación es muy dura.
Como profesional del fútbol, la idea de que el futbolista menorquín es muy cómodo ¿le parece real?
Completamente, a pesar de que hay casos que indican lo contrario. Pero, en general, al futbolista de aquí que destaca lo hace porque tiene poca competencia, y se acomoda. Tiene suficiente y no evoluciona.
Tras todos estos años, ¿cual es su valoración?
He conocido a gente muy válida, en un lugar excelente para vivir. Pero este proyecto, que era ilusionante, no puede tirar adelante porque tiene demasiados impedimentos. Recuerdo el día del ascenso. A la vuelta, en el aeropuerto de Maó, éramos cuatro gatos. Y pensé que no valoraban lo que se había conseguido. Yo he trabajado hasta el último día, y hasta el 31 de enero pensaré que es posible, aunque sé que no habrá ningún milagro. Pero no voy a suicidarme antes de tiempo. Tengo salud, un mujer y una hija maravillosas. Me vuelvo a mi casa, pero si puedo ayudar en algo, estaré. La vida sigue.
Diario de Menorca
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