
Por Vicent Ribas
«Los hombres no mueren cuando se les entierra, mueren cuando se les olvida». Esta frase se la escuché y leí a Juanjo y me gusta atribuírsela, aunque no sé si es suya. Utilizando su ácida ironía, si pudiera, le diría que descansara tranquilo pues si no le enterramos en vida no lo haremos de pensamiento.
Juanjo era un tipo peculiar. Los que le conocimos bien, con sus virtudes y sus defectos, le recordamos con aprecio y le tenemos en falta. Guardo momentos imborrables de los años que trabajamos y nos divertimos en Diario de Ibiza. Sebastián Candela, Tucho Tur y Juanjo Fernández fueron mis mentores como redactor de deportes y el grado de complicidad y compañerismo que alcanzamos me permitió aprender mucho más que un oficio.
Les conocí cuando era muy joven, casi un niño, y me enseñaron todo. Aquel equipo de trabajo, con su entusiasmo, lealtad y motivación, es irrepetible. Me di cuenta cuando la vida bifurcó nuestros caminos. Sé que ninguno olvidaremos esos buenos momentos, ni a Juanjo. Ha sido el primero que se ha ido y que menos que, en el primer aniversario de su muerte, redactar unas breves líneas en su memoria y de aliento a su familia, que ha perdido un padre, un marido y, sobre todo, una gran persona. No morirás nunca.
Por Francisco Natera
Ya ha pasado un año, 365 días sin Juanjo F. de Oviedo, el gran Juanjo, a quien conocí de verdad durante casi dos años. Durante este tiempo nuestra relación fue intensa y a golpe de teléfono y e-mails fraguamos un gran vínculo profesional y afectivo. Teníamos contacto prácticamente a diario para organizar los temas de Fútbol Pitiuso, «un juguete» para esta pluma privilegiada que empezó su carrera profesional en la redacción de deportes de Diario de Ibiza.
Sinceramente, echo mucho de menos a Juanjo, de quien aprendí muchísimo. Con él compartí muy buenos momentos y siempre recordaré este periodo de me vida, una etapa ilusionante y tremendamente enriquecedora.
Juanjo era un tipo diferente, con sus virtudes y sus defectos, pero nadie puede negarle una personalidad única, atípica. A mí, con esa voz tan peculiar que tenía, me llamaba muchas veces «amigo». Él siempre lo fue y lo seguirá siendo. Gracias por haber formado parte de mi vida.
Juanjo, jamás te olvidaré y jamás morirás. Grande Juanjo.
Nota: Hoy, viernes, la familia de Juanjo celebra una misa, a partir de las 19:30 horas en la iglesia de Santa Cruz, en su memoria y para recordar el primer aniversario de su fallecimiento.
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