El conjunto cántabro del Reocín Racing regresó el pasado domingo de Huelva sin firmar el acta del partido, correspondiente a la jornada número 26 de la Primera División del fútbol femenino español. El motivo, los insultos xenófobos que recibió una de sus jugadoras durante el desarrollo del choque.

Iniciado el encuentro que enfrentaba al Sporting y a las chicas del Reocín en la ciudad deportiva El Conquero de la localidad andaluza -acabó con la derrota cántabra por dos goles a cero-, dos jugadoras del conjunto local comenzaron a increpar a una de las racinguistas con diversos insultos y comentarios racistas.

La situación que se vivió sobre el césped provocó que el delegado del club cántabro informara al colegiado del partido, Antonio Santiago Blanco (del comité andaluz), de lo que estaba sucediendo. Pero, sin darle ningún tipo de importancia ni tomar medidas al respecto, el árbitro continuó su labor sobre el césped. No actuó durante el partido, ni tampoco cuando concluyó, al no reflejar los comentarios en el acta oficial.

En respuesta a lo acontecido, los responsables del Reocín Racing se negaron a firmar dicho documento y, a lo largo de la semana, realizarán las alegaciones oportunas al Comité de Competición.

Las escenas que tuvieron lugar sobre el terreno de juego provocaron que una pareja del cuerpo de la Policía Nacional se dirigiese a la jugadora insultada y le aconsejara denunciar el hecho. La futbolista, menor de edad, deberá decidir, junto a sus padres, hasta dónde quiere llegar.

De momento no han denunciado, pero prevé hacerlo a lo largo de las próximas horas. Así al menos lo aseguró -el mismo domingo- la propia agraviada vía Twitter: «Lo digo bien alto. Me daría vergüenza jugar en el Sporting. Se han dirigido a mí con insultos racistas y eso no lo tolero. Denuncia y punto». Sus compañeras de club no dejaron pasar la oportunidad para enviarla sus muestras de cariño a través de la conocida red social, lo que la jugadora agradeció: «De verdad, me estáis alegrando la tarde porque me da rabia».

Arbitraje polémico

Más allá del propio episodio, la expedición del Reocín no acabó nada contenta con la actuación del árbitro. Sobre todo a raíz de la expulsión de Yumay. En los últimos minutos de partido, y cuando las cántabras buscaban el empate, el colegiado señaló una pena máxima que supuso la tarjeta roja a la portera verdiblanca. El motivo, dirigirse al trencilla cuando éste mandó repetir de nuevo el penalti que ya había parado.

Diario Montañes