Alineaciones:
PE Sant Jordi: Youssouf Diallo, Carles Riera, Jorge Torres, Iñaki Valencia, Pierre J Cotant, Alberto Salazar, Luis Angorrilla, Marcos Behar, Jose A. Gonzalez, Angel F Ramirez y Angel Moreno.
Sustituciones: Samir Tlemcani por Jose A. Gonzalez (min.63)
Formentera: Marcos Contreras, Adrian F. Bojan, Damian D. Coronel, Oscar Mayans, Philgence E. Manthan, Marcos Torres, Gabriel Santiago, Winde Samb, Samuel Lopez, Antoni Perello y Diego Adrian.
Sustituciones: Facundo M. Samudio por Samuel Lopez (min.51) y Gonzalo R. Cornet por Marcos Torres (min.69)
Árbitro: Julián Córdoba Moreno. asistido por Manuel Varó Guasch y Roberto Nuñez.
Tarjetas: Angel Moreno (amarilla, min 64), Alberto Salazar (amarilla, min 68) y Luis Angorrilla (amarilla, min 83) para el PE Sant Jordi. Winde Samb (amarilla, min 43) y Marcos Torres (amarilla, min 82) para el Formentera.
Comentario:
Puede que cocinar sin sal tenga efectos positivos para la salud, pero el chef que prescinda de este mineral corre el riesgo de defraudar al paladar de sus comensales. Algo así les pasó ayer a Sant Jordi y Formentera, dos conjuntos con mucho potencial que, sin embargo, ofrecieron un encuentro insípido a los 500 espectadores que se dieron cita en el Municipal jordier. Lo que debía ser un partidazo por el primer puesto de la Liga de Preferente acabó en unas sosas tablas sin goles en el marcador.
La receta de Sergio Tortosa para evitar que los formenterenses se llevaran otros tres puntos a su despensa parecía resumirse, en un inicio, en una asfixiante presión que impedía al cuadro del sancionado Miguel Ángel Ruiz (vivió el duelo en la grada) tocar a placer. Sin embargo, los verdinegros tampoco acariciaban una pelota que se pasó el primer cuarto de hora volando sobre las cabezas de unos inactivos Pierre Cotant e Iñaki Valencia, los mediocentros del cuadro ibicenco.
Poco a poco, la dieta defensiva del míster jerezano fue adelgazando en lo que parecía ser un partido de rugby. El equipo granate se acercaba a la puerta de Ramírez a base de botar córners y faltas laterales. Tras un par de «uis» en las gargantas del centenar de hinchas del Formentera, Julián Córdoba invalidó un tanto de Winde, que remató con la mano un saque de esquina (45´).
Ambición ´jordiera´
En la segunda mitad, el Sant Jordi encendió tímidamente los fogones, intentando cazar en una contra a un ordenado rival, que sin adornos mantenía el tipo. Los de la pitiusa menor, por su parte, lo fiaban todo al mortero de Baby, que intentó machacar la red local a base de golpes francos sin dar con el aliño.
Ante la falta de sabor, un par de tanganas pusieron algo de pimienta en un encuentro que no pudo calificarse como duro. Un tranquilo Córdoba no perdió las riendas y aplicó el reglamento con tino durante el partido. No obstante, la tensión se mascaba en el ambiente tan fuerte como hacía Tortosa con el chicle que le acompañó durante buena parte del lance. En la grada, la representación portmanyista que formaban el presidente Juanjo Forneri y el entrenador Vicente Cabezas se relamían con lo que ocurría en el verde. Esta semana duermen líderes gracias a su victoria en el derbi sanantoniense el pasado sábado ante el Luchador.
En resumen, 90 minutos de ´balompié desalado´, con el miedo a perder zampándose la ambición por ganar. Hora y media poco sabrosa, que, al menos, deja a ambos planteles con la salud intacta. Eso sí, algo más de condimento tendrán que ponerle a su juego en la segunda vuelta si quieren alzarse con el título pitiuso y pujar por subir a Tercera.
Ni siquiera la ocasión que marraron en el suspiro final Yossouf y Salazar tras un barullo en el área de Contreras trastocó el resultado para desesperación de los aficionados jordiers, que podrían recomendar a sus jugadores una visita a las cercanas salinas para aderezar su juego. Más sabor, más puntos.
Lo mejor. La respuesta de la afición
Por emoción y por estar llena de jugadores locales, la Preferente es de interés público. Los 500 hinchas que presenciaron ayer el partido lo corroboran. Todavía queda una vuelta por jugarse, así que lo mejor está por venir.
Lo peor. El miedo a perder
Ni el Sant Jordi fue descaradamente a por el partido jugando como local ni el Formentera arriesgó como visitante. El partido defraudó en cuanto a calidad y ocasiones.
El árbitro. Julián Córdoba
Acertó y no se arrugó
El árbitro ibicenco no erró en ninguna decisión importante y detuvo los dos o tres conatos de tangana que se registraron sin demasiadas tarjetas. En resumen, pasó desapercibido, lo mejor que le puede ocurrir a un trencilla.
Texto: Diario de Ibiza
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