No hay nada peor a la hora de impartir justicia que el juzgador, en este caso el árbitro, tenga que basar su decisión en criterios subjetivos o de interpretación. Y esto es lo que pasa con el tema de las manos en el mundo del fútbol.
Concretamente, en referencia a jugar el balón con las manos, las reglas establecen que se deberá sancionar como falta el hecho de que un jugador deliberadamente toca el balón con las manos. Como se puede comprobar, las reglas son escuetas y concisas. En una simple línea define cuándo se debe sancionar a un jugador por tocar el balón con las manos. Como a nadie se le escapa, dentro de la acción que el reglamento sanciona como falta, el árbitro ha de valorar dos hechos distintos. Por un lado ha de valorar si el jugador toca o no el balón con la mano y por otro el hecho de si el jugador lo hace voluntariamente o no.
Empecemos por el primero: El hecho de tocar o no el balón con la mano es un hecho objetivo. Lo toca o no lo toca. Podría pensarse que es fácil que el árbitro vea si un jugador toca o no el balón con la mano, pero no en todos los casos será sencillo verlo por el árbitro, ya que habrá factores que puedan influir en que lo vea o no, por ejemplo su colocación en el terreno de juego, la distancia entre dónde se produce la acción y dónde está el árbitro, si está tapado por otros jugadores, la rapidez de la acción, la picardía del jugador, etc.; son por lo tanto todos ellos factores que pueden dificultar la tarea del árbitro y llevar a tomar decisiones equivocadas.
Si en la primera acción que ha de valorar el árbitro ya encontramos dificultades, ni que decir de la complejidad que implica el hecho que el árbitro tenga que valorar, subjetivamente, si el jugador ha tocado el balón con la mano de forma intencionada o no.
Es decir, la reglas lo que nos están diciendo es que los árbitros han de adivinar la intención del jugador y acertar en el sentido de si su acción se ha realizado a propósito.
Para más inri, como no es suficiente dificultad la que tiene el árbitro con ver si ha tocado el balón con la mano, encima ha de decidir al instante y de forma inmediata, en décimas de segundo, si lo ha hecho queriendo o no. ¡¡Casi nada!!
Como el árbitro no puede detener el partido y pedir al jugador si ha tocado el balón con la mano de forma intencionada (aunque pudiera hacerlo no creo que el jugador le contestara) el reglamento le da al árbitro unas directrices para “saber” o mejor dicho “adivinar” si el jugador ha tocado el balón de forma voluntaria o no. Y esas directrices son:
1- El movimiento de la mano y del balón: Si la mano se mueve hacía la trayectoria del balón determinará voluntariedad y si es el balón es el que se mueve hacia dónde está la mano, a priori determinaría involuntariedad, siempre y cuando el jugador no hubiese tenido tiempo de quitar la mano.
2- a distancia entre el balón cuando es chutado y la mano: Si la distancia entre el adversario que chuta el balón y la mano es escasa, de tal forma que si el balón llega de forma inesperada y no tiene tiempo de quitarse determina involuntariedad, pero si la distancia entre el adversario que chuta el balón y la mano es grande, y el jugador no quita la mano se ha de presumir que es una mano voluntaria.
Y… ¡¡ojito con la posición de las manos!! ya que aquí hay desconocimiento generalizado por parte de todos, árbitros, jugadores, entrenadores, comentaristas y público. El reglamento nos dice que la posición de la mano no predetermina que sea voluntaria o no. Es decir aunque el jugador tenga la mano separada del cuerpo no quiere decir que siempre serán manos voluntarias, y viceversa, no siempre que se toque el balón con la mano pegada al cuerpo querrá decir que son involuntarias, y muchas veces se tocan faltas de mano, o se pide falta, solo por el hecho de que la mano esté separada del cuerpo.
Por último cabe recordar que únicamente se puede amonestar a un jugador por tocar el balón con las manos en los siguientes tres supuestos:
1- Tocar deliberada y manifiestamente el balón con la mano para impedir que un adversario lo reciba.
2- Intentar anotar un gol tocando deliberadamente el balón con la mano
3- Tocar deliberadamente el balón con la mano con el propósito de engañar al árbitro
Por tanto puede haber muchas manos que no sean tarjeta si no cumplen con alguno de los tres supuestos anteriores. Y, por supuesto, se expulsará al jugador (excepto guardameta) que evite una ocasión manifiesta de gol mediante una mano voluntaria.
Como podéis intuir, después de la explicación, la complejidad de aplicar las reglas en el tema de las manos es grandísima, ya que hay muchos factores que pueden provocar el error del árbitro y por consiguiente las numerosas protestas de jugadores, entrenadores y público.
Salvador Fornés
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