David Torres ya es historia en el Sant Jordi, club que ha abandonado por la puerta grande después de ascender al juvenil a Liga Nacional y consolidarlo, dos temporadas después, en el campeonato balear. El técnico ibicenco, que también subió al torneo autonómico al Atlético Jesús anteriormente, pudo seguir en Can Guerxo dirigiendo al equipo Regional, pero, tras varios días meditando sobre su futuro, consideró que su ciclo como verdinegro había concluído, a pesar de que todavía tenía un año más de contrato.
David, que se está sacando el Nivel III con la Federación andaluza en Sevilla, comienza una nueva etapa en su carrera deportiva, un reto atractivo en el Atlético Isleño. Toni Torres le confía la dirección deportiva del conjunto amateur y participar activamente en el día a día del Tercera División junto Joan Esteva. El recién llegado corsario ha asegurado a Fútbol Pitiuso sentirse feliz. «Me encuentro con muchas ganas e ilusionado por el nuevo reto que me ofrece el Isleño, sin lugar a dudas, muy bonito para mí, para el club y para jugadores jóvens y con proyección de la Isla. Desde ya, tengo los cinco sentidos puestos en el proyecto y haré todo lo que esté en mis manos para ayduar al Isleño a cumplir sus objetivos», explica.
El míster, asimismo, quiso salir al paso acerca de los rumores que hablan de una mala relación con su relevo en el Sant Jordi. «Respecto a Juanjo Cruz, aclarar que no tengo nada en su contra. Nuestra relación ha sido siempre correcta y el hecho de que haya sido él quien se haga cargo del equipo no lo va a cambiar. Los dos somos entrenadores y esto son cosas del fútbol. Creo, sinceramente, que el grupo queda en buenas manos y le deseo que tenga mucha suerte», aclara.
Por último, David quiso dar las gracias al Sant Jordi, club para el que ha trabajado las tres últimas temporadas. «Quiero agradecer a la directiva, a los aficionados y al resto de los entrenadores de la entidad el trato y la colaboración que he recibido durante este tiempo. Todo lo que he vivido ya hace que una parte de mí siempre sea verdinegra».

Francisco Natera