Septiembre apagó y con ello lo hizo también el primer segmento de la temporada para el Menorca en División de Honor juvenil. Y el balance que presenta el grupo de Lluís Vidal, tanto aritmético como anímico tras los cinco capítulos iniciales irradia un brillo inesperado, un superávit de puntos. Séptimo clasificado, con un diferencial de seis en relación al descenso (9 totaliza el equipo azulgrana), marcado por el Gavà, son tres las victorias atrapadas por el Menorca sobre cinco posibles. Con el atenuante de que las únicas dos derrotas padecidas se consumaron frente a los dos mejores clasificados (Girona y Barça).
Más de veinte años después de su anterior experiencia en idéntico estadio competitivo, Lluís Vidal no puede menos que celebrar el brutal acelerón exhibido por su equipo en la apertura de curso, dinámica inversamente proporcional a la de dos decenios atrás. Si el en ese entonces denominado Isleño-Blaublanca sufrió lo indecible y muchas semanas para suscribir su primera victoria –y prolongó su estancia en el sótano de la tabla durante toda la temporada, salvándose por mor de una restructuración–, el actual Menorca acumula tres éxitos en apenas un mes de liga, dos ante adversarios presumiblemente directos en la carrera por la permanencia (Sant Andreu y Stadium) y otro más, inesperado, ante el fortísimo Mallorca para 9 puntos en total, cifra superior a la vaticinada y prevista.
A la primera dupla de victorias cabe agregarle, además del valor numérico, el psicológico. Seis puntos vitales conseguidos a las primeras de cambio, que dispondrán un valor altísimo con el devenir de la temporada y asimismo ejercieron para que el novato conjunto azulgrana se desprendiera con celeridad de la siempre acuciante necesidad de ganar al ingresar en una categoría novedosa. El tercer triunfo, obtenido en la última cita en el Estadio sobre el Mallorca, se analiza como uno de esos raros logros que al finalizar una campaña regular permiten progresar un par de posiciones en la clasificación. Igualmente, aquella cita consolidó la mentalidad y convicción de un grupo azulgrana que quemó otra etapa con motivo de su visita al Barça en la jornada pasada. Ni la derrota encajada (3-1) arroja una diagnosis negativa por parte de Vidal. Su joven equipo anda lanzado y él es consciente de ello.
«El equipo dio la cara ante el Barça, tuvo un comportamiento de 10», explica el experimentado y excelente entrenador mahonés. «Del Barça impresiona su velocidad de ejecución en todas las acciones y su calidad, pero mis jugadores entendieron que pueden ir hacia adelante con esfuerzo y trabajo». No en vano, Vidal opta por olvidar el siempre estimulante desplazamiento a Ca’n Barça y se centra en el Mataró, siguiente rival. «Es un partido fundamental y lo que hemos hecho hasta ahora no sirve. Debemos ganar al Mataró, y para ello habrá que estar muy centrados y mantener la calma. Hicimos un buen partido ante el Barça, pero ya pasó», subraya Vidal. Desde una panorámica más general, Vidal analiza los registros de septiembre con un balance «positivo».
«Tenemos tres triunfos y hemos competido siempre excepto en Girona. Nuestra idea es la de ir sumando en casa, y si encima lo hacemos fuera, mejor», explica el responsable técnico menorquinista, que habla de una liga «competitiva y en la que no valen las bromas. Lo que me esperaba. Todos los clubes la afrontan con un gran interés; es dura y exigente», apostilla Vidal en su valoración de una competición cuyo saldo inicial no ha podido resultarle más notable. Sobre lo que ahora deviene, Vidal se centra en los siguientes tres encuentros, «no pienso más allá», termina. En cualquier caso, superávit de puntos azulgrana en septiembre.
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