Lo podéis leer hoy en EL MUNDO. Pau Cendrós pagó un alto precio por no haber cumplido a rajatabla las órdenes de Joaquín Caparrós, que le pidió que perdiera tres kilos. El mallorquín no lo hizo, y la consecuencia fue no renovarle el contrato.
A su llegada al Mallorca Caparrós ordenó un completo estudio morfológico de cada jugador de la plantilla. En el caso de Cendrós, reveló la necesidad de que perdiera tres kilos, lo que según el cuerpo técnico hubiera acentuado su velocidad y agilidad, cualidades esenciales para un defensa lateral. Sin embargo, acabó la temporada sin que Pau hubiera cumplido las exigencias del cuerpo técnico, y ahí Caparrós no perdonó e incluyó su nombre en la lista de bajas.
El club no estaba de acuerdo en que se fuera Cendrós, porque le veían como un jugador que hacía grupo, que no era conflictivo, con un salario asumible y que, números en la mano, había dado un buen rendimiento, con 25 partidos disputados la pasada temporada. Sin embargo Caparrós fue inflexible, porque interpretó que ceder sería darle un mensaje de debilidad al resto de la plantilla, y ni siquiera la intervención del presidente Jaume Cladera le hizo cambiar de opinión. Pau Cendrós, al final, tuvo que hacer las maletas y marcharse a Bélgica, donde actualmente juega con el Gent.
Tomeu Maura
Futbol desde Mallorca
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