«Sin árbitros no habría fútbol, eso está claro». Esta frase pronunciada por Antonio Palerm, Llimu, presidente del Sant Jordi Atlètic, el pasado domingo en el campo municipal de los verdinegros, define el papel que juegan los colegiados en el balompié. Son los encargados de impartir justicia en los partidos de fútbol, aunque esta sea muchas veces mal entendida. Y es que a la vez que necesarios, los árbitros también son el blanco de las iras de jugadores, entrenadores y aficionados cada fin de semana.
Basta con pasarse un sábado o un domingo por cualquier campo de fútbol de las Pitiusas a ver un partido, sin importar la categoría. No será raro comprobar cómo los colegiados, a veces niños de apenas 14 años, son increpados, insultados y despreciados.
«Muchos árbitros se han negado a pitar en algunos sitios. Más que por miedo, por vergüenza, porque tener que escuchar a varias personas metiéndose contigo durante una hora u hora y media no es agradable», afirma Gregorio Toledo, responsable de los árbitros de fútbol pitiusos.
En la actualidad, en Ibiza y Formentera hay colegiados alrededor de medio centenar de árbitros, con una nutrida hornada de adolescentes que están empezando en el mundo del arbitraje. Probablemente alguno acabe dejando esta afición por no querer soportar ser la diana en la que muchos cargan «sus frustraciones», dice Toledo.
«Cuando ven que sus hijos lo pasan mal, los padres de los árbitros no quieren que los chicos continúen arbitrando», sostiene el portavoz del colectivo en Ibiza y Formentera, cansado de pedir un trato justo para sus hombres.
El último incidente se produjo el pasado sábado 29 de septiembre, cuando a Musthapha Benayat, padre del colegiado Mohamed Benayad, lo agredieron en el campo municipal de Santa Eulària mientras presenciaba el partido de Copa Federación juvenil, entre la Peña Deportiva B y el Sant Rafel, que pitaba su hijo. En la trifulca estuvieron implicados aficionados e incluso algún jugador.
El responsable de los árbitros pitiusos también reconoce que alguna semana han planteado no arbitrar «para que la gente tome conciencia», pero hasta ahora nunca han llegado a tal extremo. «La gente va al campo a desahogarse y siempre está el listillo que se mete con el árbitro para hacer la gracia en el grupo de amigos», señala Toledo, quien también indica que el comportamiento de los futbolistas dentro del campo suele ser «perfecto» hasta que llegan a la categoría de cadetes, donde ya se empiezan «a cabrear más».
«Hacen lo que ven y lo que les enseñan. El otro día un entrenador de infantiles le dio un puñetazo a un árbitro. ¿Qué educación es esa?», dice Toledo, que critica el mal ejemplo que reciben los futbolistas tanto de padres como de entrenadores.
Chari Parada, madre de Juan Manuel Carmona, benjamín del Insular B, no se pierde ningún encuentro de su hijo. Ha visto ya muchos comportamientos en la grada y afirma que los padres son «peores que los niños», que tienen «más deportividad» que sus progenitores.
Muchos padres viven los partidos en la grada como si de una final se tratara: aplauden cada gol a rabiar, critican las decisiones arbitrales y corrigen las posiciones de sus hijos, que lejos de disfrutar con su deporte favorito acaban abrumados. Algo debe cambiar.
La cifra
27 euros cobra un árbitro que dirige un partido de la categoría benjamín
Un árbitro pitiuso que pite un partido de benjamines cobra 27 euros por cada encuentro que dirija. No tiene incluido el desplazamiento.
Las frases
Marta Cos, madre de un benjamín del Isleño
Los árbitros ayudan en la educación de los niños»
«Mi hermano ha sido durante muchos años árbitro en Cantabria y sé cuál es la presión que sufren. Ellos, junto a los entrenadores, nos ayudan en la educación de los niños».
Juan Cabrera, padre de un benjamín del Portmany
Esto es fútbol y ya tienen presión por ganar»
«Los que tienen que enseñarles a respetar al árbitro son los entrenadores. Aunque sean benjamines, están compitiendo y quieren ganar. Los padres no faltamos el respeto, solo animamos y pasamos nervios».
Juan Martínez, técnico de la Blanc i Blava alevín
Nosotros tenemos que enseñar el respeto»
«Los chicos que arbitran hacen un trabajo fundamental, los entrenadores somos los primeros que tenemos que enseñar a nuestros niños a respetar al colegiado».
Javi Escandell, técnico del Atlético Isleño alevín
Cuando jugamos en 3ª hay que dar ejemplo»
«Cuando eres tú el que juega y protestas más de la cuenta al árbitro piensas: ´¿Qué ejemplo estaré dando a los niños que han venido a verme?´».
Diario de Ibiza
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