De más a menos, pero con una nota general que oscila entre bien y notable. Así se evalúa el primer tercio de curso desarrollado por el CD Menorca en la campaña de su retorno a División de Honor juvenil dos decenios después de su anterior presencia. Décimo clasificado con 12 puntos sobre 10 juegos, con tres de renta sobre el Mataró, equipo que marca la zona de descenso, únicamente la reciente mala racha (apila cuatro derrotas consecutivas el cuadro azulgrana) y los problemas de carácter interno que se han sucedido en las últimas semanas, que alcanzaron su cumbre el anterior jueves con las explosivas declaraciones y posterior dimisión de Lluís Vidal, rechazada por Ángel Río, enturbian la destacada puesta en escena azulgrana en la mejor liga de formación del mundo.
A cinco días de enfrentarse al San Francisco, y tras padecer la goleada de la temporada en Zaragoza (8-2), Río espera una reacción ante el cuadro palmesano, penúltimo clasificado, rival catalogado como directísimo en la pugna por la permanencia y que no conoce el triunfo en lo discurrido de liga. «Por lo que ha pasado en los últimos días parece que estamos con el agua al cuello, y nada más lejos, ni siquiera estamos en descenso», analiza Río acerca de las diez jornadas disputadas de temporada.
El presidente del Menorca, asimismo, espera que «nos pongamos las pilas y ganemos sí o sí al San Francisco; de lo contrario sí sería preocupante», y ratificó su respaldo a Vidal. «Mi confianza en él es absoluta, por eso no acepté su dimisión bajo ningún concepto. Si hubiéramos perdido nueve de diez partidos entendería que se le cuestionara, pero no es el caso, y espero que todo lo ocurrido fortalezca la unidad en el club, nos sirva para aprender y tiremos todos en la misma dirección», concluye el mandatario menorquinista. Tras hilar cuatro triunfos en las primeras seis jornadas e incluso llegar a apostarse en la cuarta plaza de la tabla, el Menorca ha perdido fuelle, cediendo derrota en sus últimas cuatro intervenciones y mutando a ser el equipo más goleado de su grupo con 26 tantos en contra. Además, no ha conseguido robar ningún punto fuera del Estadio Mahonés excepto el triunfo logrado en la jornada inaugural ante el Sant Andreu, y sus prestaciones mitigan de modo importante lejos de su feudo, creciendo también la productividad de sus rivales ante su marco en ese sentido (4 goles de promedio encaja en sus desplazamientos el Menorca, cociente drásticamente incrementado tras el roto de Zaragoza).
Con todo, la realidad deportiva menorquinista está por encima de lo previsto. Se mantiene en la zona tibia de la clasificatoria y reside fuera del descenso. «Estoy contento con lo que hemos hecho hasta ahora, pero quizá, por detalles del juego, podríamos llevar tres puntos más», valora Vidal. El objetivo del entrenador mahonés es el de «terminar la primera vuelta con 18 ó 20 puntos, una cifra que nos dará cierto margen para la segunda mitad de la liga». Preguntado por las causas del bajón sufrido en las últimas fechas, Vidal lo emplaza a una cierta relajación. «Empezamos bien y quizá pensamos que esto iba a ser más fácil de lo esperado, y nada más lejos. Esta liga es muy dura y reclama un rendimiento y nivel elevados, y no todos pueden darlo», sigue Vidal.
«Satisfecho»
Diez jornadas, un tercio exacto de la temporada. Suficientes partidos para calibrar con fundamento las posibilidades del Menorca. Vidal no vacila, y refiere con sinceridad «a las opciones de permanencia». «Creo que lo conseguiremos», pero reitera; «siempre que estemos centrados en lo que toca y respetemos nuestro estilo y filosofía de juego, sabiendo quiénes somos en todo momento, un club pequeño en una categoría de primer orden». Por lo general, Vidal se muestra «satisfecho» con el rendimiento de sus pupilos.
En relación a los acontecimientos de la semana previa, en que el técnico, tal y como desveló en exclusiva este diario, tras unas contundentes declaraciones después de perder con el Gavà presentó su dimisión, la cual no fue aceptada por Río, Vidal relativiza la coyuntura, y además, la da por zanjada definitivamente. «He conseguido lo que quería, un golpe de efecto. El vestuario está conmigo y también el presidente me apoya; por mi parte, no hay ningún problema, sólo deseo que me dejen trabajar con tranquilidad», explica Vidal, que termina con una indicativa reflexión. «El otro día en Zaragoza ví claramente donde estamos y quizá lo que deberíamos todos es tratar de disfrutar más esta categoría».
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