Luis Ángel Trives | Palma
Se ha hecho esperar, pero finalmente parece que hay solución a los problemas institucionales que vive el Mallorca. La familia Martí Mingarro abandona definitivamente la propiedad del club, tal y como ha asegurado en rueda de prensa Mateu Alemany, quien ha informado a los medios que se hace de nuevo con el control de la institución y pone fin de esta manera a la crisis institucional que vive el club desde la llegada a la propiedad de los Martí Mingarro.
Poco después de las siete de la tarde, Mateu Alemany convocaba a los medios de manera urgente a una rueda de prensa en el Ono Estadi, que se ha celebrado a las 21.30 horas y en la que ha explicado que «no se va a volver a hablar de acciones ni de la venta del club hasta el 30 de junio de 2010».
«El contrato de compraventa con los Martí Mingarro (firmado el pasado mes de agosto) ha quedado resuelto de pleno de derecho y con consentimiento del anterior comprador», ha anunciado Alemany, que había vendido por unos 4,5 millones de euros el 93 por ciento del capital social del club ocho meses después de haberlo adquirido al promotor Vicente Grande, según ha informado Efe.
Alemany ha admitido que «nunca» hubiese imaginado que pocos meses después esté viviendo «una situación parecida (a la del pasado mes de agosto)» al convertirse en nuevo dueño del club, y ha calificado lo ocurrido de «sorpresa».
«En enero (de 2009) viví una situación similar. Como entonces, tengo las ideas claras y parecidos objetivos. Está claro que la decisión de vender a los que compraron (la familia Martí Mingarro) no fue acertada, y ahora se trata de mirar hacia adelante y recuperar la estabilidad institucional y financiera, especialmente», ha afirmado Alemany.
Ha añadido que «por suerte hemos rectificado», y ha expresado su deseo de que «estos tres meses desaparezcan de la cabeza de nuestros aficionados y nos dediquemos a recuperar el rumbo financiero de la entidad que ha llegado crear alarma social».
Ha destacado, asimismo, que la familia Martí Mingarro llegó a la isla con los mejores propósitos, pero «no han sido capaces de imprimir músculo financiero a la entidad, con lo cual habíamos perdido credibilidad y la situación se había vuelto incontrolable».
Ha dicho que él también se sentía responsable de todo lo ocurrido, aunque ha insistido en que había que mirar hacia el futuro: «Hay que estudiar la situación para ver donde estamos. No sé exactamente que pagarés se han devuelto y qué acreedores tenemos. Hay que recuperarse, gestionar bien y dejar el club en manos de alguien que disponga de financiación», ha dicho Alemany, quien ha insistido en que su objetivo es evitar un concurso de acreedores si no aparece un grupo sólido que desee adquirir el Mallorca.
Ni siquiera han transcurrido las veinticuatro horas que el hasta hoy consejero delegado, Javier Martí Asensio, pidió para decidir si abandonaba definitivamente el Mallorca o si, por el contrario tanto él como su padre seguían ligados a la entidad. Apenas unas horas después de hacer estas declaraciones, ha decidido abandonar y devolver el club a Mateu Alemany, pese a que parecía que el consejero delegado se resistía a tirar la toalla en contra del consejo de su familia. De esta manera, ya no asistirá al consejo de administración que estaba previsto para este miércoles que se ha descombocado.
Mateu Alemany ya expresó el pasado fin de semana su confianza en que en las próximas horas la familia Martí Mingarro recapacitara y diera por resuelto el contrato de compra venta que ambas partes firmaron el pasado siete de agosto, por lo que el club volvería a sus manos. Sin embargo, eso no es ninguna solución, ya que con Alemany al frente, la situación económica será exactamente la misma que existe ahora con los Martí Mingarro.
El Mallorca lo que necesita es dinero. Y mucho, para ser concretos, porque en cuestión de días hay que pagar a Hacienda casi dos millones de euros en concepto de retrasos por el IRPF. El club se enfrenta a la crisis económica más grave de las tres últimas décadas, y en el horizonte cada vez se vislumbra con mayor claridad la posibilidad de acogerse a la ley concursal y presentar suspensión voluntaria de pagos.
El Mundo el Dia de Baleares
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