El árbitro del Colegio Navarro es uno de los ascendidos a Primera División junto con Juan Martínez Munuera. Comenzó en el mundo del arbitraje hace dieciséis años y ahora que está en la cumbre, valora desde las jornadas de Santander la preparación que precisan los colegiados de élite a nivel físico, técnico-táctico y psicológico.
¿Cómo y cuándo recibió la llamada que le comunicó que era uno de los dos ascendidos a Primera División?
A las 09:30 de la mañana del pasado 1 de julio se produjo la llamada que no olvidaré jamás: estaba trabajando en la oficina y me metí a un despacho para recibir la noticia. Sentí una emoción y alegría impresionante: los compañeros de trabajo fueron los primeros que se enteraron y después llamé a familiares y amigos para compartir con ellos la alegría.
¿Por qué se adentró en el mundo del arbitraje?
Fue de una manera casual. No tengo ningún tipo de antecedente arbitral ni deportivo en la familia. Siempre me ha gustado el fútbol y me llamaba la atención la figura del árbitro. Empecé a probar en partidos de fútbol sala de mi hermano pequeño y en partidos amistosos; poco a poco fui entrando en el mundo del arbitraje. Con 16 años le comenté a mi padre que me gustaría probarlo en serio y él mismo me llevó al Comité Navarro hace dieciséis años para colegiarme y formarme.
¿Qué les aportan las jornadas arbitrales que se celebran en Santander?
Es la primera toma de contacto real y continuada con los compañeros de la élite. Es una manera de adaptarte e ir viendo los primeros flashes de la Primera División para ver qué nos vamos a encontrar. Los compañeros están teniendo una acogida fantástica y la experiencia nos permite ir viendo la dinámica de trabajo a seguir durante la temporada.
¿Cómo es la estructura del arbitraje español desde la base hasta Primera División?
Es un proceso y evolución, ya que los árbitros necesariamente tenemos que pasar por el resto de categorías: detrás de eso hay mucho trabajo en la sombra, empezando desde los directores técnicos de las territoriales como la impresionante estructura organizativa que hay a nivel nacional. El nivel del arbitraje español avala todo ese trabajo.
De las charlas técnicas que están recibiendo en Santander, ¿cuál es el objetivo principal?
Que haya homogeneidad en criterios y que estén unificados, que tengamos claro las decisiones que tenemos que tomar.
¿Qué característica destacaría del nivel actual del arbitraje español?
Hoy en día el mundo arbitral se está adaptando a las exigencias del fútbol: cada vez es más rápido, los jugadores son más técnicos y precisos. Los árbitros tenemos que adaptarnos a lo que demanda y exige el fútbol. Los árbitros de fútbol son deportistas de élite, verdaderos atletas, personas que se cuidan, entrenan y se forman en el plano técnico, físico y psicológico.
RFEF
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