En el verano de 2012 Manuel Expósito Salinas se vio obligado a dejar la Peña Deportiva. En el club de Santa Eulària desembarcó Mario Ormaechea para entrenar al equipo de Tercera División y el técnico catalán no contaba con el delantero. El futbolista se había pasado gran parte de la campaña lesionado y apenas pudo jugar, por lo que resultó comprensible que Ormaechea prescindiera de él. Un año después, tras brillar con luz propia en el Sant Rafel, Salinas es el líder indiscutible del conjunto peñista, que marcha segundo en la Liga por detrás del Mallorca B. Tal es así que ha jugado de 1.170 minutos posibles ha disputado 1.067 (el 91%) y ha sido titular en 12 de 13 jornadas.
El jugador, formado en las categorías inferiores de la entidad de Santa Eulària, es el pichichi del vigente campeón de la Tercera balear con nueve goles y se encuentra en un gran momento de forma. El pasado domingo, con su hat-trick al Atlético Rafal, exhibió que el mejor Salinas, ese que un día jugó en el Real Madrid C, ha vuelto y está dispuesto a quedarse.
«Nunca pensé en protagonizar un regreso triunfal, sino en jugar y en dar lo que yo sé que puedo aportar. En hacer lo mejor para el equipo», expresa Salinas, que no se siente imprescindible en la plantilla, a pesar de que sus actuaciones están siendo fundamentales casi semana tras semana: «Un equipo no depende solo de un futbolista. Yo no puedo meter tres goles si mis compañeros no están detrás mía», manifestó.
Además, el atacante tampoco le guarda rencor a Ormaechea por no haber confiado en él hace dos campañas: «No tengo ningún problema con él. Hablamos de lo que pasó, lo entendí y no hay más. Se lleva muy bien con todos los jugadores y no hay nadie especial», dice.
Salinas ha sido capaz de reponerse a tres lesiones en el quinto metatarsiano de sus pies que han cortado su enorme progresión en el mundo del balompié. Su proyección ya era evidente cuando jugaba en categorías inferiores –en 2004 fue premiado como el mejor cadete de las Pitiusas en la Fiesta del Fútbol– y el San Francisco de la División de Honor juvenil se fijó en él. Incluso, en 2006 fue convocado a una concentración con la selección española sub-19.
Varios clubes de Primera seguían sus pasos y finalmente en 2007 dio el salto al Real Madrid, en donde estuvo en su segundo filial y llegó a entrenar varias veces con el primer equipo. Sin embargo, en su última temporada de contrato con los merengues se encontraba recuperándose de una inoportuna lesión en el quinto metatarsiano del pie izquierdo. Ahí empezó su calvario.
«En mi última temporada en el Madrid [2010-2011] me tiré todo el verano lesionado y me planté en diciembre. Luego iba a necesitar dos meses más para ponerme en forma, por lo que no iba a jugar», recuerda.
Entonces, en enero de 2011 ficha por la Peña, en aquel momento entrenada por Luis Rueda. Acabó la campaña y siguió enrolado con los peñistas, pero en la siguiente campaña [la 2011–12] la fatalidad se volvió a cebar con él: dos lesiones idénticas a la anterior, pero en este caso en el pie derecho. «Ese año no jugué nada», rememora resignado.
Fue entonces cuando no renovó con la Peña y el Sant Rafel le brindó una oportunidad, algo que no olvida. Recalca que tiene «mucho que agradecerle» al club rafeler, su presidente [Bernat Bonet], su entrenador [Vicente Román] y la directiva. «Mucha gente no decide apostar por una persona que ha estado lesionada. Ellos confiaron en mí y me encontré muy bien en un club fantástico y con unos compañeros excepcionales», subraya.
Catorce tantos con el Sant Rafel
Con los blues marcó 14 goles, cifra que al menos intentará «igualar» esta campaña con los peñistas. Está solo a cinco dianas de hacerlo cuando aún quedan seis partidos de la primera vuelta y todos los de la segunda, pero no es algo que le preocupe.
Salinas transmite que su deseo es «jugar un play-off de ascenso» porque nunca lo ha hecho, aunque también matiza que «no es el objetivo» marcado por la entidad. Sin embargo, deja claro que lo intentarán hasta el final.
Ahora mismo se encuentra «muy bien en todos los aspectos» y eso se «refleja en el campo». La Peña tiene un filón.
Diario de Ibiza
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