El expresidente de la desaparecida SD Ibiza Antonio Stinà, abogado italiano al que la Junta Directiva dirigida por Pedro Ortega Cano entregó en 2009 las llaves de una Sociedad Deportiva moribunda por falta de liquidez, ha sido condenado en Italia a un año de cárcel por fraude.
Que Stinà era un fraude en sí quedó claro nada más aterrizar en la isla, donde desde el minuto cero dio muestras de sus presuntas dotes para el engaño. Falseó documentos oficiales y prometió pagos pendientes tanto de la directiva anterior como de la propia que dfespués jamás se harían efectivos a pesar de haber enseñado a bombo y platillo comprobantes bancarios correspondientes a transferencias que resultó que habían sido manipulados.
Que Stinà topara con la justicia era cuestión de tiempo, y no mucho. El caso por el que ha sido penado, además, guarda relación con aquel Ibiza que en 2010 agonizaba bajo su mandato, al que llegó como solución de emergencia después de que la directiva de Ortega Cano se batiera en retirada dejando el club sumido en la más absoluta ruina por su pésima gestión, que derivó en una deuda de alrededor de un millón de euros.
Jugar con la ilusión
Stinà ha sido condenado por haber engañado durante aquella misma época a un joven jugador italiano de 17 años al que prometió enrolar en un equipo de la Serie A italiana, la AC Roma, a cambio de, en un principio, 2.000 euros. Los padres del futbolista pagaron esa cantidad al entonces presidente del Ibiza con la ilusión de ver progresar a su hijo en este deporte.
Al poco tiempo, Stinà volvió a reclamar dinero a los progenitores de la supuesta promesa del fútbol transalpino, que responde a las iniciales de A. A. Esta vez, la cantidad era mayor: 5.5oo euros. Con este pago, sin embargo, el jugador lo tenía prácticamente todo hecho, según les dijo el encantador de serpientes que presidía el Ibiza, para que pasara a formar parte de la primera plantilla del conjunto romano. Y apoquinaron.
Fichaje por el Ibiza
Como todo era un engaño, el jugador no vio la Roma más que por la tele y cuando sus padres, un año después, reclamaron la devolución de dichas cantidades, Stinà se negó a hacerlo. En un acto de conciliación, el entonces presidente de Sa Deportiva ofreció una salida alternativa al futbolista italiano: jugar en el Ibiza, cosa que desestimó al poco tiempo en vista de que el embaucador mandatario deportivista no se ponía en contacto con él.
La semana pasada, la justicia italiana falló a favor del muchacho, que había interpuesto una denuncia por fraude y engaño contra Stinà, que es reincidente en este tipo de delitos, según informa la prensa del país, y quien por este motivo ha sido condenado a un año de cárcel y al pago de una multa de 10.000 euros.
Precedente
Stinà es el segundo máximo mandatario del Ibiza condenado con pena de cárcel. El primero fue el mecenas francés Calixto Bragantini, que pese a no ostentar el cargo presidencial lo ejercía, en cierto modo, en la SD Ibiza que en 1993 se vio abocada a la desaparición por impagos. Bragantini ingresó en prisión por evasión de impuestos y el grifo que suministraba el caudal económico de aquel Ibiza, que en la campaña 1992-93 manejaba un presupuesto de 100 millones de pesetas, se cerró de golpe, dando al traste con un equipazo que en febrero de 1993 llegó a ser líder de la Segunda División B en la que competía.
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