SEBASTIÁN CANDELA | SANT RAFEL
Hay partidos de Liga que son imposibles de ganar. El de ayer fue uno de ellos. El Sant Rafel necesitaba vencer al potente Poblense y estuvo muy cerca de, al menos, empatarles, pero con el que no pudo fue con el árbitro Valverde Martínez, un viejo conocido de los equipos pitiusos, que han sufrido en sus carnes sus sibilinos arbitrajes. El de ayer, el tercero que perjudica a conjuntos pitiusos, fue de juzgado de guardia y así lo entendieron los aficionados, que le abroncaron cuando se retiró del campo.
En la primera parte, que acabó con empate a un gol, se hizo el tonto y pasó totalmente desapercibido, pero en la segunda mitad sacó a relucir su ineptitud y pitó descaradamente en contra del equipo local, que vio coómo a los tres minutos de la reanudación señalaba una absurda falta en la banda izquierda cuando el jugador del Poblense ya había centrado al área tras ser objetivo de una falta. Como el centro no tuvo rematador, el colegiado hizo tirar la falta y así llegó el 1-2.
Después se dedicó a minar la moral de los futbolistas locales a base de faltas y tarjetas, y para redondear la faena no pitó dos claros penaltis a Carvajal y Werner. Además, contó con la colaboración de sus auxiliares, que se inventaron una par de fueras de juego, siempre, cómo no, en contra de los blues.
Así era imposible ganar y el Poblense se llevó tres puntos valiosos que le sirven para seguir luchando para clasificarse entre los cuatro primeros equipos clasificados.
El partido empezó bien para el Sant Rafel, que en el minuto ocho se puso por delante en el marcador con un excelente gol de De Pablos, pero encajó el empate demasiado pronto –cuatro minutos más tarde– y el Poblense se adueñó del encuentro y buscó el segundo gol con un juego vertical y sin florituras. Los locales capearon el temporal como buenamente pudieron, pero la verdad es que estuvieron contra las cuerdas en varias fases.
En el minuto 28, Yeste evitó el segundo tanto visitante bajo los palos, cuando el balón ya entraba. La tímida respuesta fue un remate alto y lejano de Carvajal.
La primera parte acabó con empate y la segunda empezó de la peor manera posible, ya que Siquier aprovechó un ´regalo´ del árbitro para adelantar a su equipo peinando el balón al segundo palo. El gol enrabietó a los jugadores de Vicente Román, que pasaron a dominar el partido, pero al que no pudieron controlar fue al árbitro, que a partir de aquí empezó a intervenir descaradamente parando el choque con faltas absurdas y permitiendo varias pérdidas de tiempo de los visitantes.
Adrián Ramos tuvo dos claras ocasiones para empatar, pero sus remates se marcharon fuera. Lo mismo que Carvajal, que no acertó a concretar otro acercamiento a la portería de Miguel, que perdió todo el tiempo que quiso.
A continuación Valverde Martínez no señaló un penalti al delantero extremeño y pocos minutos después el linier señaló fuera de juego, que no lo era, cuando Nil remató al poste.
En el minuto 94 Werner fue derribado claramente al borde del área, pero Valverde se hizo el loco y en vez de pitar el punto de penalti pitó el final de un encuentro que debería avergonzarle, pero con toda seguridad será felicitado en Palma.
En resumen, dura y cruel derrota del Sant Rafel, que tuteó al Poblense pero que tuvo que claudicar y arrodillarse ante Valverde Martínez.
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