El Infantil de la S.D. La Salle, ha conquistado, en este fin de semana, el máximo título existente para su categoría: el Campeonato de Baleares.
Hemos vivido dos días intensos, maravillosos, con unas condiciones meteorológicas extremas en cuanto a calor, pero hemos disfrutado de lo lindo.
El cartel del campeonato era alucinante: R.C.D. Mallorca y La Salle, representando a la isla de Mallorca, At. Villacarlos respresentando a la de Menorca, y Portmany a la de Eivissa. Cuatro extraordinarios equipos, para un campeonarto de ensueño.
El sábado se disputaron las semifinales, con el ‘plato fuerte’ del torneo: un Mallorca – La Salle, para abrir boca. Y el partido no le pudo defraudar a nadie: intensidad, ganas de vencer por ambos lados, desgaste, imaginación, inspiración… El partido revivió todo lo bueno que ya hemos tenido en los anteriores enfrentamientos de esta temporada: mucha lucha, mucha igualdad, y un resultado siempre incierto. Jugado de poder a poder, con un Mallorca buscando su faceta más purista, más técnica, frente a un equipo colegial, trabajador, concentrado, peleando por cada balón, no dando por perdida ninguna de sus opciones. Iniciaron el partido con mucha intensidad los lasalianos, y en su primera jugada, estuvieron a punto de inaugurar el marcador. Escasos minutos después, precioso gol de enorme definición para La Salle, que abrió el marcador de la semifinal, y que metía mucha presión a los mallorquinistas. Desde ese momento, el Mallorca trató de meter una marcha más, de crear más juego que le proporcionara ocasiones de gol, pero el partido no se desarrolló como a ellos les hubiera gustado. Tocaban bien hasta medio campo, pero a partir de ahí, los lasalianos, muy bien colocados, les mostraban tal oposición, que apenas dispusieron de un par de ocasiones claras de gol en todo el partido (una de ellas clarísima). Mientras, los de La Salle, cada vez que acudían a las inmediaciones del área rival, le atemorizaban. Si no recuerdo mal, 5 ocasiones o más, algunas de ellas clarísimas, tuvieron los colegiales, 2 de ellas sacadas bajo los palos por el portero o por la defensa del Mallorca. El partido estaba en un pañuelo, y tanto podía caer el empate, como el 2-0 para los lasalianos. Al final, el árbitro pitó, y un estallido de júbilo resonó en el polideportivo de Santa Ponça, en la zona donde estaban situados ‘los supporters’ blanquiazules. Debo destacar lo vibrante que es sentir un partido junto con esta afición. Siempre animando, sin pestañear, sintiendo que el equipo necesitaba su aliento, y no dejándoles solos en ningún instante. ¡Enorme afición!
La otra semifinal, la disputaron los dos equipos ‘de fuera’. Desde el primer instante se vio a un At. Villacarlos muy inspirado, que superaba con holgura a su rival, al que no dio ninguna opción (4-0 victoria de los menorquines)
Y llegó el gran día, el día de la final. La Salle y At. Villacarlos se iban a disputar el título de Campeones de Baleares. Ambos equipos, con aficiones admirables, respetuosas con el oponente, y que sólo pretendían animar a los suyos. El partido se inició, y se vio a un La Salle bastante mermado físicamente, pagando el esfuerzo realizado en la semifinal contra el Mallorca. El At. Villacarlos parecía más entero. El duelo se presumía apasionante. Durante el primer tiempo, y a pesar de que La Salle tenía más llegada al área rival, no se movió el marcador, alcanzándose al descanso con el 0-0 inicial. La segunda parte se inició con un La Salle que quería ir decididamente a por el partido. Se fueron sucediendo las oportunidades para los lasalianos, mientras los menorquines trataban de agunantar y esperar la suya. Pocos minutos después del inicio de la segunda mitar, La Salle encuentró su premio: el 1-0. El partido discurrió por los mismos cauces: La Salle buscando el segundo que le asegurara la victoria, y Villacarlos esperando, aguardando su momento. En esta lucha, los colegiales encuentron la ocasión de nuevo, la definieron magníficamente, y dieron por finalizado el partido. 2-0, resultado final para los mallorquines.
Y a partir de entonces, se sucedieron los acontecimientos: la afición de La Salle, aplaudió y coreó al Villacarlos, y la del Villacarlos al equipo lasaliano. En la entrega de trofeos, ambos equipos y aficiones se intercambiaron aplausos y ovaciones, y ambos equipos se fotografiaron juntos. Y ahí no acabó la cosa: al escuchar la música del chiringuito, una afición llamó a la otra, y ambas, se unieron para bailar y celebrar lo que fue sin duda, una enorme victoria para el fútbol. ¡Enhorabuena a ambas aficiones por esta gran ejemplo de fair play!
Diego Torres para Fútbol Balear.
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