Xisco Hernández (Palma de Mallorca, 1989) creció en el barrio de Son Oliva. Su trayecto futbolístico se inició allí, entre amigos y con la pelota como auténtica fuente de diversión. Su habilidad, eso sí, no pasó desapercibida para nadie. Pronto empezó a destacar. De hecho, el Mallorca lo firmó de alevín. Convenció rápido a los técnicos, que se lo llevaron a la Academia de Son Bibiloni muy joven.
Xisco hizo carrera en las inferiores del Mallorca y cumplió plazos de formación de forma fulgurante. En la 2009-10 ya se encontraba en el filial, en Segunda B. Disputó 33 partidos a buen nivel y en verano de 2010 decidió salir de Mallorca. Una propuesta del Elche le llamó la atención y aceptó el reto, aunque no resultó. La experiencia cogió tintes fugaces. Tras la pretemporada, el balear se desvinculó del Elche y fichó por el Puertollano. Vuelta a los inicios. A la categoría de bronce.
El Puertollano había reunido para la 2010-11 un grupo de futbolistas muy interesantes, entre los que se encontraban el ex mediocentro del CF Reus Nando y el actual central rojinegro Jesús Olmo. Se unió a ellos Xisco. Los problemas económicos inundaron el club de dudas. También a la plantilla, que se pasó hasta cinco meses sin cobrar. Xisco aprendió de aquello. La dureza del momento le hizo más fuerte. Eso sí, en junio de 2011, con 21 años, regresó al Mallorca. De nuevo al filial, aunque su carrera tomó sentido cuando Joaquín Caparrós, entrenador del primer equipo aquel curso, le convocó para un partido de Copa del Rey. El Mallorca era de Primera en aquella época.
El debut soñado
Un 13 de diciembre de 2011, el mediapunta se puso la elástica roja con los mayores. Disputó 80 minutos, aunque el Sporting se llevó el triunfo (0-1). Ni el mal resultado podrá borrar aquel día de la memoria de Xisco. Junto a él también se estrenó un tal Pablo Marí, actual central del Nàstic y también criado en la ‘fábrica’ de Son Bibiloni.
El protagonista pertenece a una generación de canteranos con cierto recorrido en la élite. Compartió viaje con Kevin o Nsue, futbolistas con experiencia en Primera División.
El vacío de poder que invadía al Mallorca y las dudas sobre el futuro provocaron la falta de acuerdo con Xisco a la hora de renovar el contrato. El jugador tuvo que buscarse la vida fuera y acabó en Lleida en junio de 2012. Seligrat era el míster ilerdense. Álex Colorado también formaba parte de esa plantilla. Con el de Jerez comparte ahora vestuario en el Reus. También una excelente relación. En Lleida pudo vivir un play off de ascenso a Segunda A, pero sufrió una lesión de menisco en el duelo ante el Jaén que le apartó de las canchas.
Los interrogantes sobre su estado físico le perjudicaron. Se marchó de Lleida en verano de 2013. Llegó a tener algún contacto con el Reus, pero fichó por el Baleares. Nico López le rescató para volver a sacar la mejor versión de Xisco. 34 partidos y ocho goles durante el pasado curso así lo demuestran. El Baleares se quedó a las puertas del play off.
Sergi Parés volvió a llamarle este verano, aunque ya con un interés firme. Ayudó lo suyo su amigo Álex Colorado, porque Xisco también disponía de otras propuestas encima de la mesa. Incluso flirteó con el Nàstic. Se decidió por Reus. El proyecto ambicioso del club rojinegro le sedujo.
El compromiso del futbolista con el nuevo destino se encuentra a la par con el nivel que ha mostrado. Ha respondido hasta el momento a la exigencia de su entrenador, Natxo González, que le ha utilizado muchísimo. La actuación estelar ante el Xàtiva enseña el tipo de jugador que es. Un talento puro.
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