“Me obligaron a jugar en el Atlético Baleares”

En plena polémica sobre el papel de los fondos de inversión en el fútbol, Brayan Angulo reconoce, en una entrevista al Diario AS, que le forzaron a jugar en el equipo balear

Brayan Angulo, en su presentación como jugador del Atlético Baleares.

Jacobo de la Roza

El suyo fue un caso extraño, de prometedor futbolista venido de más allá del Atlántico a acabar – después de haberlo hecho bien en Portugal, ascendido con el Rayo a Primera y habiendo sufrido, entre medias, una grave lesión en el Depor – en un Atlético Baleares que prometía mucho, pero estaba en Segunda B. Ahora, en una entrevista de Marco Ruiz para el Diario AS, se ha sabido la verdad de esa extrañeza.

Debutó muy joven en la primera división colombiana, vistiendo la casaca del club al que había llegado siendo un niño, el América de Cali. Ahí se cruzó en su camino Investfootball, fondo de inversión propiedad del que fuese máximo accionista del Atlético Baleares, Bartolomé Cursach. Cinco años de contrato y un salario mínimo de 48.000€ brutos por temporada no le sonaron mal al precoz lateral zurdo y firmó el contrato. La pega: tendría que jugar donde la sociedad quisiese,amenazado por una penalización de seis millones.

Cruzó el charco, firmó por el Boavista y el Porto se fijó en él. Su fichaje por el transatlántico luso parecía un sueño, pero Investment dijo “no” y el sueño se tornó en pesadilla. A Cursach no le parecían suficientes los dos millones que el club azulón estaba dispuesto a poner encima de la mesa por Brayan. El magnate balear había pagado 300.000€, la rentabilidad era máxima, pero quería más dinero. El mercado estival se cerró y Angulo se quedó sin equipo.

Entrenó en el parque de Orcasitas hasta que llegó el invierno. Entonces, se abrió la puerta del Leixoes. Allí volvió a destacar y el Deportivo de la Coruña fue a por él. En Riazor, otra piedra, esta vez en forma de lesión, se cruzó en su camino. A pesar de haber estado seis meses en el dique seco, el equipo coruñés quiso que se quedase un año más, cedido, pero Investfootball sólo contemplaba una venta para que continuase en Coruña. Así, acabó jugando en el Rayo Vallecano, con el que lograría ascender a Primera. Su siguiente paso fueron las islas.

A Brayan Angulo le restaba un año de contrato con el fondo y acababa de hacerlo bien en Vallecas, pero, si quería jugar en Primera, tendría que renovar dos temporadas más con la sociedad de Cursach. La tesitura en la que se encontró el colombiano volvió a no ser fácil. En esta ocasión, optó por arriesgar y ser dueño de su futuro: “hablé con mi padre y decidimos que era el momento de aguantar un año más, pasar por ese calvario de la Segunda B y después ser dueños de nuestro destino. Y allí jugué todos los partidos, fuimos al play off e hice una buena campaña.”

Terminó la 11/12 y Brayan Angulo volvió a ser libre. Fichó por el Granada, con ellos se consolidó en Primera y ahora disfruta de las mieles de la Champions en el Ludogorets búlgaro. Obviamente, se muestra a favor de que la FIFA prohíba los fondos de inversión, aunque es consciente de que “cada uno habla del baile como le fue”

Lasegundab.es

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