Presentarse ante la propia afición genera encorsetamiento. Las ganas de gustar provocaron excesivo esfuerzo en los hombres de Siviero, que arrancaron el envite con un gasto excesivo de energía.

Las expectativas generadas por los blanquiazules para la actual campaña motivaron la presencia de una multitud de espectadores en Son Malferit, más pendientes de observar las evoluciones de las novedades sobre el tereno de juego que de animar de modo incondicional.

Un primer tiempo para el estudio mutuo dio paso a una segunda mitad con todos los ingredientes propios de un gran encuentro.

El colegiado resultó decisivo. El viento a favor del ATB tras la expulsión de un jugador visitante y la señalización del penalti que permitió a Fullana abrir el marcador, se acabó girando en contra de los locales en el tramo final del encuentro. El colegiado descubrió el concepto de amarilla automática, y lo aplicó a los locales tras cada contacto en la pugna por el esférico.

El Eldense se mostró comprometido. Luchó hasta el final en la búsqueda del empate. A punto estuvo de alcanzarlo, tras un encomiable derroche de esfuerzo y entrega. Con un jugador menos se apoderó de la zona ancha y dio muestras de ambición con detalles de virtuosismo. Jugó con desparpajo y naturalidad, y Piquero marcó un soberbio gol.

El ATB pudo contrarrestar a su rival con contras propicias para apuntillar el resultado, pero la falta de definición en ocasiones claras mantuvo la incertidumbre hasta el pitido final.

A pesar del claro margen de mejora que le queda por delante al conjunto blanquiazul para optar a los puestos de elite en la clasificación final, me gustó el conjunto de Siviero. La disciplina en defensa, aunque mejorable, se mostró a lo largo del encuentro como seña de identidad innegociable. Tanto, que afectó al ataque blanquiazul, pues tanto David Prieto como Wiemann apenas traspasaban la divisoria para poder unirse a la zona de creación y contribuir a generar peligro.

Tampoco se encargaron los locales de ensanchar el campo hasta las bandas para generar espacios interiores, produciéndose un efecto embudo en la frontal visitante.

Y sin embargo, …jugaba Chando. Con todos los problemas que generó el Eldense, el delantero blanquiazul luchó, marcó la pauta, arengó a los compañeros, desactivó al colegiado con palabras de veterano, y marcó un golazo de antología. Es un valor seguro en el once de Siviero, y la prolongación del técnico sobre el terreno de juego.

La media inglesa en el comienzo de la temporada es un buen augurio. Los empates fuera refrendados con victoria en casa catapultarían a los blanquiazules a la zona noble de la tabla al final del ejercicio. Alguna victoria en campo ajeno aseguraría la presencia en el top cuatro… Ilusionante.

 

 

Daniel Riera para Fútbol Balear.