Sergi Font
La FIFA ha dado una nueva vuelta de tuerca al Barcelona y le ha lanzado un misil a su línea de flotación: La Masía. El máximo organismo continental, que ya sancionó al club con la imposibilidad de inscribir jugadores durante dos ventanas de mercado por el fichaje irregular de menores, se ha ensañado precisamente con esos futbolistas que llegaron sin la edad legal para jugar en Europa.
Si en su momento se les prohibió jugar partidos con el Barcelona, tanto oficiales como amistosos, ahora, la FIFA les ha prohibido entrenarse en las instalaciones del club catalán y residir en La Masía. Esta medida afecta de diferente forma a los nueve jugadores que en su momento fueron inhabilitados. Bobby Adekanye, Takefusa Kubo y Kais Ruiz decidieron abandonar el Barça y regresar a sus países. Alguno como Theo Chendri ya puede jugar al haber alcanzado la mayoría de edad y otros como los surcoreanos Lee Seung Woo y Seung-Ho Paik podrán hacerlo a partir de enero.
Se queda en la calle
Pero el resto no y uno de los más perjudicados ha sido Patrice Sousia. El camerunés debe abandonar su habitación en La Masía. Curiosamente, lo que pretendía la FIFA, que es proteger a los menores, se ha convertido en un drama para el camerunés, que se ha quedado en la calle, desamparado y sin un futuro con el que soñar. La solidaridad en el deporte es uno de los valores que han demostrado en el juvenil B y su compañero, Alex Collado, le ha acogido. Además, están tratando que se pueda entrenar con el A. E. Prat, que milita en Tercera.
Jonathan, hermano del azulgrana Alex, milita en el equipo catalán. “Por nosotros no habría ningún problema. Creo que puede aportarle conocimientos al futbolista y sería inhumano dejarle tirado. Pero no podemos perjudicar al club y estamos esperando una respuesta sobre si podemos dejarle entrenar con nosotros, explica Pedro Dólera, entrenador del Prat. Su presidente, Luis Quiñonero, añade: “Estamos a la espera de una respuesta para que no haya ningún problema ni que incurramos en ningún delito. Si no puede jugar con el Barça no sabemos si puede jugar con nosotros”.
Esta decisión de la FIFA reabre el infierno que están sufriendo estos chavales. La pasada semana era el padre de otro afectado, Ben Lederman, el que se lamentaba y amenazaba con acudir al TAS. Ben tiene 15 años, toda la familia se trasladó desde EE.UU a Barcelona y ahora se encuentran con todo este problema. “Lo están matando. Los niños necesitan jugar. Él entrena, entrena, entrena, pero no puede jugar. No es correcto. Entiendo que la regla fue hecha para proteger a los niños por alejarlos de sus familias. Pero nuestra familia tomó la decisión de trasladarse a España juntos. ¿Por qué la FIFA debe decirle a nuestra familia dónde tiene que vivir si queremos que nuestro hijo juegue?”, explica Danny Lederman. Y añade que no quieren regresar: “Tenemos raíces aquí, tenemos puestos de trabajo aquí. Eso es lo que es tan frustrante”.
Adaptarse a los casos
Estas quejas se unen a las que en su momento realizó Corinne Szczur, madre de Theo Chendri, en abril de 2014. “Por mi hijo habría ido donde hiciera falta. Pero aquí estamos muy contentos. ¡Hablamos del Barça! ¿Qué padre le cerraría la puerta de Harvard a su hijo? Deberían adaptarse a los diferentes casos. Entiendo que quieran proteger a los jóvenes, quizá se han producido abusos en algunos sitios, pero… ¡nosotros estamos aquí porque queremos! En la cabeza de mi hijo sólo había una idea: Barça, Barça y Barça. Nunca tuvo la menor duda, nunca pensó en regresar. ¡De aquí no se ha ido nadie! Con esta medida la FIFA ha acabado penalizando a los chicos, no a los clubes”.
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