Estimado socio,
He considerado muy importante dirigirme a ti para darte cuenta de la situación de nuestro querido Club. Lo hago por esta vía porque no siempre consigo trasladar a través de los medios de comunicación los objetivos prioritarios de nuestra gestión.
Hace un año emprendí junto a un grupo de amigos una aventura incierta, cargada de graves dificultades pero también llena de ilusión: ayudar a la que ha sido mi casa durante los últimos 20 años.
El 15 de Enero de 2009 el Club pasaba por un momento dramático, una situación cuyo auténtico alcance recordamos todos los mallorquinistas. El equipo era colista tras finalizar la primera vuelta y desde el punto de vista institucional, social, económico, financiero y organizativo, la situación del Club tan sólo podría tener un calificativo: desastrosa.
El consenso entre aficionados y medios de comunicación respecto al descenso era absoluto. Estaba en entredicho la calidad de la plantilla y el cuerpo técnico, y ello, junto a la situación de endeudamiento insostenible y gasto anual totalmente desmesurado, comprometía y compromete la viabilidad del RCD Mallorca.
Aquel día, como lo sigo haciendo hoy, pensaba que era mi obligación moral asumir la dirección de nuestro Mallorca. Asumiendo dicha responsabilidad cumplía con una deuda de gratitud que guardaré toda mi vida con el que Club al que he dedicado toda mi vida profesional y al que tanto debo.
Los objetivos que nos planteamos, y así consta en el contenido de la rueda de prensa del día 15 de Enero del 2009, fueron varios: tratar de restablecer la estabilidad en todas las áreas del Club; luchar para evitar un descenso de consecuencias catastróficas para la entidad; aguantar la dificilísima situación financiera del Club debida a la consabida carga que supone el enorme endeudamiento de la entidad; y finalmente, encontrar un comprador fiable y solvente que se hiciese cargo de reflotar la economía del Club y establecer un nuevo proyecto. Lo que estaba y está en juego es, ni más ni menos, la viabilidad futura del RCD Mallorca.
Con las dosis de fortuna necesaria y la colaboración de nuestra Afición, que desde ese día se volcó con el equipo, Consejo de Administración, Consejo Asesor, Cuerpo Técnico y Jugadores del primer equipo, así como todos los Ejecutivos y Empleados de la entidad, conseguimos cosas en las que ni tan siquiera yo confiaba: alcanzamos la estabilidad institucional, recuperamos la credibilidad social, conseguimos financiar la deuda hasta final de temporada y cumplimos los compromisos fundamentales de la entidad desde un punto de vista económico. Finalmente y para sorpresa de todos, hicimos una segunda vuelta espectacular, con lo cual no sólo salvamos la categoría sino que probablemente el haber entrado en la más grave crisis del Club desde los años 70.
Así como lo que parecía imposible y acabo de relatar se consiguió, lo que me parecía más fácil: conseguir un comprador estando en Primera División, es lo que salió mal. Tras diversas y variadas negociaciones con una gran cantidad de candidatos nos pareció por las referencias que la familia Martí Mingarro respondía a los criterios antes expresados del que debe dirigir los destinos del Club, esto es: que estuviera capacitado para inyectar capital dando solvencia a la entidad.
Está claro, y así lo he reconocido en público de forma reiterada, que me equivoqué. El hecho de que fuésemos engañados no supone disculpa alguna. Sin embargo, gracias a ese engaño y a lo vivido durante esos meses, he aprendido cómo funciona el mundo de la compraventa de los clubes, y sobre todo hoy tengo claro el perfil que obligatoriamente deberá tener aquel o aquellos a los que en su día entreguemos el futuro de nuestra entidad. La experiencia nos ha enseñado que aquellos que se han acercado a nuestro Club sin tener una vinculación afectiva no han pasado de ser meros especuladores, oportunistas y buscadores de fortuna y promoción a costa del Mallorca. Cada día agradezco que las circunstancias nos hayan permitido recuperar el control de la entidad.
En este sentido, hoy, querido socio quiero transmitirte mi decisión firme e irrevocable de que sólo transferiré la propiedad de la mayoría accionarial del RCD Mallorca en dos supuestos: el primero y prioritario es que antes o después consigamos encontrar un grupo de mallorquinistas con la potencia económica, el prestigio y la ilusión necesarios para encabezar un nuevo proyecto para el futuro de nuestro club casi centenario. En segundo lugar, sólo en un supuesto me plantearé la venta de la entidad a alguien que no esté vinculado a esta tierra, que la solvencia económica de ese posible comprador fuera de tal magnitud que garantizara el futuro de la entidad así como el saneamiento de la deuda actual de una forma indiscutible.
Soy consciente de que estoy limitando enormemente el universo de posibles compradores. Por ello y en ejercicio de la responsabilidad que tengo a día de hoy, no puedo ni quiero aparcar por más tiempo la toma de cuantas decisiones precisa este Club con urgencia para reestructurar todas las áreas de la entidad.
En este sentido, adoptaré cuantas medidas considere necesarias, sea cual sea su grado de popularidad y de interpretación mediática, en el ámbito institucional, organizativo, económico, financiero y presupuestario, que entiendo son urgentes e ineludibles para garantizar la reconstrucción de las bases de gestión de esta entidad, y con ello garantizar su viabilidad a largo plazo.
Después de tantos años, todos sabemos que el RCD Mallorca, a diferencia de la práctica totalidad de los clubes profesionales españoles, no puede esperar que exista la más mínima sensibilidad de las Instituciones Públicas que se traduzca en el merecido respaldo a un Club con una grandísima introducción social y que tanto ha hecho y hace por el prestigio e imagen de nuestra Comunidad Autónoma. Me da mucha pena tener que llegar a una conclusión desgraciadamente evidente: el RCD Mallorca sólo puede contar con el apoyo de sus socios y aficionados. Con nadie más, así de claro.
De ti estimado mallorquinista depende el futuro de este Club, quienes lo gestionamos estamos de paso. Asumimos ya hace mucho tiempo la gran responsabilidad de velar por un material tan sensible como son los sentimientos de miles de mallorquinas y mallorquines. El RCD Mallorca existirá de por vida si sigue contando con su afición. Si tú sigues ahí; ésta y sólo ésta es la auténtica realidad, y hoy como ayer este Club sigue siendo el mayor aglutinador emocional y social con el que cuentan las Illes Balears.
De momento, los mallorquinistas debemos felicitarnos y disfrutar de otra temporada de éxitos deportivos que, al igual que en las trece campañas anteriores, siguen asombrando a la España futbolística. En este sentido, no puedo ni quiero dejar pasar la ocasión de felicitar a nuestra plantilla y entrenador por su grado de implicación y profesionalidad. Debemos sentirnos orgullosos de ellos.
Te agradezco amigo socio el tiempo que me has dispensado y espero que entiendas la necesidad de transmitirte de forma directa la situación de nuestra entidad. Al mismo tiempo quiero comunicarte que pongo a tu disposición en nuestra web (www.rcdmallorca.es) una nueva sección en la que podrás expresar tu opinión e intercomunicarte con el Club.
En los próximos meses y con el transcurso de los acontecimientos te iré manteniendo oportunamente informado por esta misma vía de las decisiones que adoptemos que, como seguramente ya habrás asumido tras lo expuesto en la presente, serán difíciles y contundentes.
¡Gracias por tu mallorquinismo y visca el Mallorca!
Atentamente,
Mateu Alemany i Font
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