Cuando las cualidades son parejas, la actitud marca la diferencia.
Salió el Atlético Baleares a por el partido desde el inicio. Lucha, presión, oficio, toque, visión. Hoy se juntaron todas las cualidades de los de Siviero para desmantelar la peligrosidad del filial del Espanyol de Barcelona.
El primer tiempo fue de calidad. Juego veloz, con criterio, pases medidos, repliegue organizado. Desde fuera se apreciaba diversión en el juego. Sí, se lo han pasado bien. Es cierto que el colchón del primer tiempo (3-0 al descanso) y el esfuerzo del primer acto condicionaron el rendimiento blanquiazul en la recta final del encuentro. Pero la inercia del buen juego y la renta acumulada justificaron la dosificación de la segunda mitad. Sólo un error individual penalizó con un gol a los locales.
El público vibró, y los blanquiazules se afianzan en play-off pero, sobre todo, tatúan en la clasificación sus claras aspiraciones a disputar la mejora de categoría. Sería muy valioso aplicar continuidad a lo visto sobre el césped en jornadas venideras, y sacar también conclusiones sobre cuánto penalizan los errores. Por muy clara que parezca la victoria, la ventaja se diluye con rapidez si se baja el pistón. Queda en cualquier caso el sabor del derroche, el aroma a victoria trabajada, la complicidad entre compañeros y un fondo de armario dignísimo.
Habrá que jugar con la sensibilidad de los no titulares hoy para enmarcarlo todo en la satisfacción del grupo. Enhorabuena. Un gran premio a un gran esfuerzo.
Dani Riera para Fútbol Balear.
Fotos de Guiem Sanchez para Fútbol Balear.
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