Jaume aparicio Lopez
El paso de Tomeu Nadal por el Nàstic quedará irremediablemente marcado por su alineación indebida de hace dos años ante el Atlético Baleares. Un error burocráctico que cortó de golpe su progresión. Era titular. Le había ganado la partida a Manolo Reina con actuaciones soberbias. Pero esa denuncia anónima a la que se aferró el conjunto balear para ‘robarle’ al Nàstic los tres puntos obtenidos en el campo, le golpeó con la fuerza de una locomotora. Le sacó del equipo, mandándole durante toda la segunda vuelta a la grada. Desde allí vio como su compañero Manolo Reina se hizo grande bajo palos y ya no pudo hacerle frente.
«No sé que hubiera pasado de no darse el caso, pero para mí no es bueno pensar en lo que sucedió hace dos años. Es algo que tengo cerrado y no vale la pena volver atrás», explicó en su atención a los medios tras la rescisión de su contrato con el Nàstic. Si pudiera hacerlo. Si consiguiera retroceder, mantendría su situación a cambio de que «el equipo hubiera subido en Llagostera». Así es Tomeu.
La decisión de rescindir el contrato con el Nàstic es «consensuada», quiso aclarar. Tomeu necesita jugar y el club hacer sitio a la llegada de Ondoa en este mercado de invierno. A punto de hacer 26 años, no puede quedarse estancado a la sombra de Reina. Si no lo ha conseguido hasta ahora, entiende debe cambiar de rumbo.
Fue una despedida fría. Extraña. Sólo el técnico Vicente Moreno le acompañó en una de las ruedas de prensa más duras que ha tenido que hacer frente Tomeu. El club grana, asegura, le dará una despedida cuando se vaya. Porque de momento, el arquero no se marcha de Tarragona. Deja la entidad contractualmente, pero sigue entrenando en las instalaciones, a las órdenes de Manuel Oliva, hasta que encuentre destino. Un detalle acorde con el comportamiento intachable de Tomeu en estos dos años y medio.
Nadal ha vestido la camiseta del Nàstic casi tres temporadas. De todo lo vivido se queda «con el ascenso a Segunda», pero no renuncia a ninguno. Ni siquera los malos, como su primer curso con el final fatídico en la final del play-off. «Aprendimos mucho. El vestuario salió reforzado», explica el portero que resume todo su paso por el conjunto grana con una «valoración positiva, dentro de todas las situaciones, de que haya jugado más o menos, he aprendido mucho aquí».
Respecto a las oportunidades que ha tenido, principalmente en Copa del Rey una vez Manolo Reina se afincó en la titularidad, Tomeu Nadal destacó que «yo he intentado aprovecharlas, aunque si al final lo logré o no, debe decirlo el míster», dijo mirando al técnico ubicado en el fondo de la sala.
Desafío al infortunio
El fútbol está empeñado en darle la espalda a Tomeu. Se ha cebado con el manacorí. Primero en el Mallorca, cuando Llorenç Serra Ferrer le dio puerta a espaldas del técnico, Michael Laudrup, que confiaba en él. En Getafe fue el contrato con el club azulón el que le impidió acabar en las filas del Odense danés, a lar órdenes del mismo Laudrup.
Llegó a Tarragona convencido de dejar atrás tanta desventura. Huyendo de un infortunio inmerecido. Pero le acabó atrapando en un error administrativo ajeno. «No sé si es mala suerte o qué, pero no se puede cambiar. Ojalá no tuviera que irme, pero el fútbol es así y la vida sigue». Una frase que resume el carácter bondadoso del portero manacorí. Con sus antecedentes desafortunados cualquier otro chico hubiera abandonado a las primeras de cambio. No Tomeu. Su bonhomía le ha permitido resistir hasta ahora en su pulso contra la mala fortuna. Su talento hará el resto.
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