Imagine que sus hijos son buenos en el fútbol pero usted sospecha que será dificil que lleguen a jugar en primera división. Es más, en casa les preocupa especialmente que, por el fútbol, acaben abandonado sus estudios No es una situación tan extraña en hogares donde la exigencia del deporte de élite suele chocar con el deseo de seguir estudiando. Pero puede haber una situación intermedia: estudiar con una beca en las universiddades de EEUU. Allí, se han vuelto locos con nuestro fútbol, el soccer. No es sólo que los políticos quieran hablar más español para ganarse el voto latino, es que la gente quiere disfrutar con ese deporte que apasiona al mundo entero.

Por eso, aquí, en España, se buscan a chicos y a chicas que jueguen bien al fútbol y que puedan querer irse a una universidad de EEUU con una beca, todos los gastos pagados. Sorprendentemente a la Fundación AGM Sports les está costando encontrarlos. Para dos becas completas que ofrecen, sin gastos de gestión, han conseguido a tres candidatos y quieren muchos más. El fundador de AGM Sports, Gonzalo Talito Corrales, cuenta siempre cómo le cambió a él la vida irse a jugar al tenis a una universidad americana y cómo quiere extender esa experiencia al máximo de personas.

Este ha sido el año en el que se han centrado especialmente en los futbolistas, porque es relativamente más fácil conseguir becas completas a jugadores de alto nivel en España y «es un deporte donde hay muchos casos de familias de menos recursos económicos». El programa centrado en el fútbol se llama Tengo un sueño y explican que hay que jugar en la división de honor juvenil masculino y en la primera división femenina. Además, tienen que tener un nivel medio-alto de inglés, que vayan terminar el bachillerato en junio 2016 o estén actualmente en 1 o 2º de carrera. Y no parece que esté siendo especialmente fácil conseguirlo.

En total, son 1500 las universidades con equipos de fútbol, donde juegan 60.000 universitarios en distintas ligas y divisiones. Son los entrenadores los que se encargan de autorizar las becas y, según explican en AGM, tienen en cuenta el potencial del jugador y que tenga una actitud positiva hacia el equipo. Que aporte en el campo y en el vestuario. En cada equipo, suele haber entre 24 y 28 jugadores y es normal, según los datos que maneja AGM, que en los masculinos haya de ocho a diez becas, número que sube a 14 en los equipos femeninos. Los requisitos académicos existen pero son menos exigentes si los que solicitan la beca son jugadores de primerísimo nivel.

Cualquiera que no conozca el sistema universitario de EEUU se impresionaría de la importancia que le dan al deporte en esos centros. Hay estadios que no tienen nada que envidiarle al deporte profesional y, de hecho, se han convertido también en motivo de debate y polémica. Con las tasas universitarias mucho más caras que en Europa, hasta el punto de que muchos estudiantes acaban muy endeudados, algunos se preguntan si hace falta sufragar instalaciones deportivas como las que tienen algunos centros o si se puede mover tanto dinero con atletas a los que no se paga. O sí, porque, de hecho, ahí están las becas para compensarles.

Mientras se funcione así, conviene saber que hay oportunidades a la espera de sere recogidas, trenes que pasan. El deporte, además, puede hacer buenos estudiantes porque, como hemos explicado más veces, la fuerza de voluntad se entrena y las competiciones deportivas son un ejemplo. En las universidades, además, hasta los deportes individuales se viven como equipo, con todas las enseñanzas para futuros trabajos en los que se valore la capacidad de funcionar en compañia de varios.

La Fundación tiene experiencia ya con otros deportistas. Uno de ellos es Kalil Rmidi, atleta de Málaga, que está estudiando y entrenando en la Universidad de Maryland Eastern Shore. Estudia marketing y entrena duro, pero ya le han llegado las satisfacciones de alguna victoria en su conferencia. Katia Coquis, de Barcelona, está en el equipo de atletismo de la universidad de Nevada Reno: «La universidad dispone del material y personal suficiente para cuidarnos muy bien y para que estemos al 100% cada día». «Entrenamos seis y siete días por semana combinando series, rodajes largos, gimnasio, pool, correr, etc. Me he acostumbrado rápido a este nuevo método, disfruto y sufro en cada entrenamiento, y puedo ver los resultados y como mejoro cada semana», dice Núria Ramírez, atleta de Palma de Mallorca en Georgia State University.

 

 

 

 

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