Dominó el gris. En lo climatológico, sobre el rectángulo y en el balance final de la temporada.
Cayó el telón del ATB como local, y le pilló el pie a más de uno.
Nico López no tuvo el merecido recibimiento que esperaba, ni Ziege la despedida deseada. Fue todo feo. Un epílogo amargo para ambos clubes.
El encuentro no enmascaró el bagaje: lo dejó al descubierto.
Los visitantes tiraron de coraje para reivindicar compromiso ante los suyos a pesar del suspenso final. Los locales, ni siquiera eso, y continuaron su racha negativa a sabiendas de la ausencia de metas.
El curso actual, plagado de irregularidades, ha sido un fracaso en muchos aspectos. En lo deportivo desde luego. Un altísimo presupuesto no ha culminado con la consecución del mínimo exigible, ni parece haber abierto los ojos a quienes toman las decisiones. De hecho, se han producido ya renovaciones del todo inmerecidas para la próxima campaña. No es este el camino para configurar un equipo poderoso. Más bien parece la continuación del actual ejercicio. Un sucedáneo de la “operación añoranza” con la que Iberia acercó a sus familias a los emigrados por largo tiempo, sin más sentido que el momento puntual de felicidad y la posterior vuelta a su alejada rutina. Varios ejemplos se encuentran en la plantilla.
Tampoco el entrenador parece haber entendido mucho de lo que está en juego. Como el que paga manda, debemos asistir a un curso de aprendizaje de Ziege sin rechistar. Esperemos que haya aprendido algo, pues su extraño criterio, pasando jugadores del banquillo a la grada, y de ésta al once, ha confundido a mucha gente, público incluido.
Los jugadores también merecen su toque de atención. A diferencia de muchos rivales asentados en la penuria económica que han pasado la mano por la cara de los blanquiazules sobre el verde, éstos han vivido acomodados a la rutina, sabedores del cumplimiento de compromiso por el club, y cobrando sus mensualidades sin el menor rubor por su escaso rendimiento. Un poco de autocrítica y alguna exigencia de la entidad no les iría mal. Y, sobre todo, alguna medida que impida la repetición de la desidia en la próxima campaña. Por cierto, para la próxima campaña y sucesivas, rogamos al club se abstenga de prometer nada más que trabajo, pues si esta era “Sa bona”, no puedo imaginar lo que nos espera. De verdad, dejen los incumplimientos de promesas a los políticos y céntrense en el rendimiento. Los buenos resultados suelen llegar en silencio.
Del secretario técnico y su equipo de colaboradores en el arte de fichar, prefiero no opinar. Le invito a él y a su grupo a reflexionar sobre la gestión realizada y a extraer conclusiones para positivizar su labor de cara al futuro.
Por último, deseo expresar una reivindicación común a la mayoría de la familia blanquiazul: hay que regresar al Estadio Balear. Queremos ver fútbol “en casa”, sobre un terreno grande y verde natural. Ahí debería empezar un futuro prometedor.
No les canso más. Muchas gracias por prestar atención a estos comentarios y feliz temporada estival. Hasta siempre.
Daniel Riera para Fútbol Balear.
Comenta esta noticia
Los comentarios están desactivados temporalmente. En breve estarán disponibles de nuevo.