Seguimos sumando horas, acumulando convivencia. Poco a poco se está construyendo algo, se va gestando una criatura que ilusiona. Siempre lo hace. Cada verano, uno tras otro, imaginamos la temporada perfecta, esa que nos evitará tener que bajar el dedo por la clasificación del diario buscando al Mallorca. Las expectativas del aficionado medio, como el amor de la canción, están ahora en el aire, flotan.
Pero igual que sabemos que vendrá el domingo a domingo, y que, por desgracia, nuestro recuerdo más cercano es verlas caer, teníamos claro que la fortaleza inicial del grupo, que permanecía muy arriba, estaba condenada a desinflarse un poco. A la expedición han llegado los primeros síntomas claros del cansancio, en cuerpo y cabeza, tras una jornada de las contundentes con doble sesión. Se dice rápido, pero son más de cuatro horas de una exigencia física muy alta, sobre articulaciones ya forzadas desde hace dos semanas. Lo normal son las secuelas físicas, sobrecargas, contusiones y demás, y cierto desgaste mental, cansados de estar cansados.
Vicente y César Mota, fisio y masajista, también se han ganado la cena hoy y en la lista de incidencias sólo apuntar que Santamaría ha entrenado aparte, y no ha forzado. Miki Garro, que ha hecho de cuarto portero porque Cabrero será padre en las próximas horas, ha recibido muy buenas críticas por su actuación.
Ya en la noche, alguna broma, casi consiguen que un colaborador haga un informe porque faltaba un balón, mucha complicidad y poca tertulia. Hay que recuperar, reparar y no hay mucho tiempo. Menos mal que mañana (hoy para usted) tenemos tarde libre.
RCDM
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