El RCD Mallorca ha perdido por dos goles a uno contra el Willem II en un amistoso en el que los isleños han ofrecido una mejor versión que en los partidos anteriores, con más ritmo y posesión, y en el que han plantado cara a un rival que comenzará su competición el fin de semana que viene.
El partido, que se disputo bajo la lluvia, comenzó con el Mallorca mejor plantado y más criterio con balón. Los de Vázquez juntaban líneas y aguantaban las acometidas de los holandeses, que llegaban principalmente por las bandas.
Según pasaban los minutos, los locales se fueron adueñando del juego y los bermellones atrasando su posición. Estaban cómodos protegiendo la portería y no dejaban huecos al juego del Willen por lo que, en los primeros 20 minutos, no se pudo apuntar ni una ocasión clara de gol. Un tiro centrado de Moutinho y otro de Colunga fueron lo único destacable en el juego ofensivo visitante.
Los de casa se fueron soltando y en el 25, un pase interior de Andrade a una buena diagonal de Haye que coge la espalda a la defensa roja, le deja sólo ante Santamaría. El meta no puede hacer nada para evitar el primer gol del partido. El Mallorca había tenido el partido controlado pero quizás le faltara un poco de velocidad a la hora de circular el balón, por lo que le costaba mantener la posesión.
Los de Vázquez, eso sí, no se resignaban y dejaban detalles de calidad. En el 36 el árbitro anuló un gol a Colunga por fuera de juego y ya, cuando acababa la primera parte, una falta lejana y escorada bien sacada por Culio fue rematada de cabeza por Yuste al fondo de la red.
El segundo periodo comenzó con otra cara, Vázquez cambió el once y estos se adueñaron del balón desde el pitido inicial. En cinco minutos pisaron tres veces por el área rival por la banda de Lago Junior y la bola cogió velocidad.
Los locales se encerraron y Salomao, en el 58 prueba con un tiro lejano y desviado. Pero,en la primera aproximación clara de los holandeses Fran Sol se planta en la esquina del área pequeña con el balón contralado y marca el segundo. El guión no cambio por el resultado y el Mallorca seguía queriendo la pelota y, cuando no la tenía, apostaba por la presión alta para molestar la salida del rival.
En el 69 Óscar Díaz tuvo una buena oportunidad pero su intento de vaselina escorada se encontró con las manos del meta holandés. Los cambios en el Willem dieron resultado y el, hasta entonces claro dominio visitante, se igualó. La posesión seguía siendo bermellona pero los locales se acercaban más al área de Cabrero. Los de Vázquez buscaron el empate hasta el final, pero no fue posible y, aunque perdieron, se fueron con buen sabor de boca por la imagen ofrecida.
RCDM
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