El fútbol sala español bordea el ridículo y está sin ninguna credibilidad. Si los que deben mirar por su desarrollo están haciendo el egipcio, es decir, mirar para otro lado, importarles un bledo este deporte y poner el cazo al fin de mes, por cierto, un cazo muy lleno, además de mantener sus prebendas y las de sus amigos, convirtiendo la Liga Nacional de Fútbol Sala en su cortijo particular.

Parece increíble, pero Carlos Gascón, que por dignidad no debería seguir en el sillón presidencial ni un segundo más, está haciendo bueno a su antecesor. El máximo exponente del fútbol sala español, ese que no hace muchas fechas era envidia del mundo mundial de este deporte por su buen hacer, es ahora algo que no se debe imitar y el hazme reír por sus constantes bandazos. La próxima, ¿será ceder a la Real Federación Española de Fútbol la organización de las competiciones, dejando vacía de competencias la propia Liga Nacional? Si ello llega a suceder, cosa que cada día que transcurre parece más probable, ellos seguirán en sus puestos, bien remunerados por cierto, y mientras los clubes callados, dejando el fútbol sala morir y sin ninguna reivindicación ni exigencias. Estamos de nuevo en 1989, aunque quizá este deporte sea lo que se merece, porque al final, todos vienen a servirse de él para medrar en vez de a servirle, siendo los mismos perros con diferentes collares.

Por otro lado, y no todo tiene que ser malas noticias, la selección española es la que nunca falla. En la fase de clasificación para el Campeonato de Europa volvió a dar toda una lección. Derrotó a Moldavia, Kazajstán y Eslovaquia y lo hizo con autoridad. Dieciocho goles marcados, ninguno encajado es su bagaje y su mejor defensa. José Venancio López Hierro, cuestionado por envidia, está siendo un digno sucesor de Javier Lozano. Su tarjeta, campeón de Europa en su primera participación, subcampeón del Mundo, al caer en la tanda de penaltis ante Brasil en tierras cariocas y una trayectoria inmaculada e impecable en la fase de clasificación finalizada el 22 de marzo en Badajoz. La Roja es el único valor en alza y siempre fiable. Su director, el mejor posible tras la renuncia de Javier Lozano. El que diga lo contrario, que lo demuestre.

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